La crisis arrastra a los emprendedores

El año pasado no fue un buen año para los emprendedores españoles. La crisis les afectó de lleno, lo que provocó un descenso del 27% en la creación de empresas y afectó a su capacidad de crear empleo, según el Informe GEM que compara esta actividad en 37 países. España no queda en buen lugar: ocupa la 27ª posición.

Más del 75% de las iniciativas no responden a la necesidad de sus promotores. La gran mayoría de ellas planea aumentar plantilla

Si los emprendedores nunca han tenido fácil su labor en España, el año pasado lo tuvieron aún peor. La mala situación económica hizo más difícil poner en marcha nuevos proyectos empresariales, lo que ha tenido consecuencias en el mercado laboral. Es lo que dice el Informe GEM, una iniciativa internacional que compara la actividad emprendedora en 37 países y que deja a España en mal lugar: ocupa el puesto 27 de una clasificación que lideran Tailandia y la India y en la que también le superan países como Estados Unidos, Italia, Reino Unido y Alemania.

El estudio, que en España elabora un equipo de investigadores del Instituto de Empresa patrocinados por Najeti, constata que hay 1,15 millones de emprendedores, hombres y mujeres que decidieron crear su propia empresa para ganarse la vida o habían invertido en la expansión de un proyecto ya existente. Esto supone el 4,59% de la población en edad de trabajar y un descenso notable con respecto al año anterior, cuando el 6,32% de los españoles estaban inmersos en alguna actividad emprendedora.

El director de la investigación en España, Ignacio de la Vega, asegura que este descenso es coyuntural, afecta en mayor o menor medida a los 37 países participantes, y se explica por dos razones fundamentales: el final de la burbuja tecnológica, y la situación económica general, con menor crecimiento, crisis bursátil y menor inversión. "Hay menos empresas porque hay menos dinero", resume el profesor del Instituto de Empresa para quien el año 2001 fue excepcional en materia de creación de empresas.

A pesar de la crisis, los emprendedores españoles siguen creando empleo. En primer lugar porque la mayoría de ellos (74,59%) ha decidido crear una empresa porque está convencido de que existe una oportunidad de negocio y no porque haya sido incapaz de encontrar un trabajo asalariado. Emprender es pues cuestión de elección. Este tipo de empresas son las que más contribuyen a la creación de empleo y contrasta con la que viven muchos países en vías de desarrollo o inmersos en una grave crisis, como India o Argentina, respectivamente , donde la creación de empresas responde en mayor medida a una cuestión de necesidad, concluyen los autores del estudio.

De las empresas creadas por oportunidad en España, sólo el 3% no tiene perspectivas de incrementar plantillas, mientras que más de la mitad (52%) tiene previsto contratar a entre 1 y 5 empleados en los próximos cinco años; el 33%, de 6 a 19 profesionales y el 12% crear al menos 20 puestos de trabajo.

El estudio, cuya metodología ha sido elaborada por la London School of Economics y Babson College y que va por su tercera edición en España, también permite descubrir el perfil de los emprendedores españoles. En un país donde la cultura emprendedora no ha calado y la mayoría de los universitarios no se plantea como una opción crear su propia empresa, estos nuevos empresarios son hombres en su mayoría (72%); rondan los 40 años de edad; de clase media alta y estudios universitarios (40,5% ha seguido estudios superiores); aportan recursos propios a la empresa y suele inciar la actividad en solitario.

Algunas de estas características distinguen a España del resto de países donde se ha realizado el estudio. Es el caso de la escasez de jóvenes emprendedores -sólo el 3% tiene menos de 24 años-.

En cuanto a su situación laboral, el 84,7% de los emprendedores trabaja a tiempo completo y más de la mitad tiene un nivel de ingresos de entre 600 y 1.800 euros.

"En España la principal barrera para los emprendedores es encontrar financiación", subraya Ignacio de la Vega. No es la única. La falta de cultura empresarial, la escasez de capital-riesgo para proyectos modestos y la falta de formación también han contribuido a que España esté en una posición "decepcionante" en esta clasificación internacional.

Esta situación no impide que los autores del análisis sean optimisas. "En los últimos años se han producido mejoras", subraya De la Vega, quien pone como ejemplo el sistema de avales para que los pequeños empresarios accedan a financiación; la ley de nueva empresa, que pasó por el congreso en marzo y pretende agilizar los trámites para crear microempresas en 48 horas; y los avances en materia de formación, no sólo superior, sino desde la propia escuela para fomentar la aparición de emprendedores.