"Se nos reconoce ahora que vendemos"

El dúo aragonés Amaral repasará el domingo en el Kursaal su tercer elepé, Estrella de mar, grabado en Londres y del que han vendido más de 300.000 ejemplares. Además, les ha supuesto varios galardones, los últimos, cinco premios de la Música. Juan Aguirre (San Sebastián, 1969) es compositor y guitarrista del grupo.

Pregunta. ¿Es muy diferente ver a Amaral en un teatro?

Respuesta. Sí, profundizamos más en una cara que quizá no se había visto demasiado en los discos y en los directos de la pasada gira. Me refiero a los ambientes más folkies, que también están ahí desde el principio. Durante la gira de verano fuimos ganando en energía y alejándonos del concepto del disco, donde estábamos más preocupados por los ambientes que rodean a las melodías, un poco psicodélicos a veces, que por la energía.

P. ¿La etiqueta pop se queda pequeña para catalogar su música?

R. Sólo para quienes la usan para definir la música intrascendente, de fácil digestión y para olvidar fácilmente.

P. Han triunfado con su disco en las mantas y compartiendo hoteles con los triunfitos.

R. Sí, pero creo que esos no son los grandes males del pop y del rock español. Los males muchas veces están en las propias discográficas. En un tanto por cierto importante, la crisis ha sido motivada por la propia industria del disco, que estaba haciendo cultura de entretenimiento, sin ninguna trascendencia, y así los chavales no se convierten en fans fieles, como los de otras generaciones. Y también hemos tenido una década en la que los grupos parecía que se limitaban a copiar lo que salía por MTV. Los males también hay que buscarlos en los propios grupos ya que música comercial, sin más, ha habido en todas las épocas.

P. Acaban de triunfar en los Premios de la Música. ¿Qué importancia le dan?

R. Estamos contentos porque supone un reconocimiento de gente que tiene algo que ver con este mundo, pero también lo vemos con ironía, porque justo se nos reconoce ahora que vendemos muchos discos. Y hay muchos grupos que nos encantan y nunca están ahí.

JUAN AGUIRRE