La gran chapuza

La sociedad jiennense y, en particular, la comunidad universitaria todavía no salen de su asombro por la patética imagen ofrecida por la Universidad de Jaén (UJA) en el proceso electoral para la elección de su rector. Apenas dos días después de que se anunciara una segunda vuelta en base a que ninguno de los dos candidatos había obtenido la mayoría necesaria, la junta electoral dijo digo donde antes había dicho Diego y proclamó para el cargo a Luis Parras Guijosa, que es el actual rector, asumiendo de modo implícito un error de bulto -que justifican en la equívoca interpretación de la normativa sobre el voto ponderado- que va a dejar secuelas impredecibles en la proyección exterior de la Universidad.

"Alguien pretendía que mi nombramiento no fuera solemne", afirma Luis Parras

Los dos candidatos han coincidido en mostrar su bochorno por lo sucedido, aunque la madeja podría enredarse aún más de prosperar la reclamación que, hoy viernes, presentará el aspirante derrotado, Gerardo Álvarez de Cienfuegos.

"Estas cosas no son positivas para la imagen de la Universidad", admitía Luis Parras poco después de conocer, la noche del pasado miércoles, su reelección para el cargo. Tras indicar que le costó trabajo asumir una segunda vuelta, Parras sospecha que alguien ha querido hacerle daño. "A lo mejor alguien pretendía que mi nombramiento no fuera solemne", declaró.

Por su parte, Álvarez de Cienfuegos lamentó la imagen de "poca seriedad" que la UJA está transmitiendo a la sociedad y calificó el proceso de recuento de votos e interpretación de los mismos de "chapuza". "Uno no puede ser rector a cualquier precio", añadió el que fuera director de la sede Antonio Machado en Baeza de la Unia, "porque la universidad no es una asociación de vecinos ni un club de fútbol".

La normativa electoral establece que el vencedor debe obtener más de 50 puntos del voto ponderado final, es decir, sobre el total de votantes y no sobre el censo. Un voto que puede valer más o menos dependiendo de su procedencia. Así, el voto de los 311 catedráticos de la UJA representan el 51% de la puntuación final; el de los 536 doctores, el 11%; el de los 15.000 alumnos, el 28%; y el del personal de administración y servicios (PAS), el 10%.

En las elecciones del pasado lunes, actual rector obtuvo 34,79 votos ponderados que representaban el 53,45% del voto emitido. Su contrincante, Gerardo Álvarez de Cienfuegos, alcanzó un voto ponderado de 22,44 que se correspondía al 34,47% del voto emitido.

Sin embargo, la junta electoral, después de un lento y enrevesado recuento, informó el pasado lunes que el porcentaje obtenido por Parras era sólo del 34% al tomar como base de cálculo la totalidad del censo universitario, estimado en 16.000 personas, entre alumnos y personal docente y no docente. Ahora se admite que esa interpretación no fue correcta. Incluso el rector apunta que le habían llamado sus compañeros de la conferencia de rectores andaluces, y hasta el propio Ministerio de Educación, advirtiendo de que emprenderían acciones judiciales en defensa de la Ley Orgánica de Universidades si prosperaba el primer dictamen de la junta electoral. Claro que ahora es Álvarez de Cienfuegos el que anuncia una nueva reclamación ante lo que considera una situación "absolutamente kafkiana".

En la sociedad jiennense se observa con incredulidad este esperpéntico proceso electoral en la UJA -"casi hay que hacer un máster para explicar el recuento de votos", comentaba con sorna el presentador de una televisión local-, pero aún se muestra más preocupación por la escasa implicación de los alumnos en las elecciones, ya que apenas votaron el 10% de los casi 16.000 matriculados.

La segunda vuelta, de haber prosperado, tendría lugar el próximo 9 de mayo, viernes, otra circunstancia muy criticada por las propias asociaciones de estudiantes al tratarse de una jornada de muy escasa actividad académica.