La Iglesia que viene a ver Juan Pablo II
Los obispos quieren demostrar ante el Papa que la religión católica mantiene en España su fuerza y su unidad
"El Papa viene a verte", reza la copiosa propaganda que la Iglesia católica española ha colocado en las calles de Madrid anunciando la visita de Juan Pablo II, este próximo fin de semana. El formato de la cartelería -su colorido y tamaño, la instalación en las farolas por duplicado- desafía a la mejor campaña electoral, pero en lugar de reclamar votos lo que los obispos buscan es una exhibición de multitudes en torno al líder del catolicismo, un mensaje a toda España de que la Iglesia romana sigue fuerte, unida y como siempre.
Los obispos españoles han vivido malos momentos este dos últimos años a causa del terrorismo de ETA, los nacionalismos y algún enfrentamiento con el Gobierno del PP, su aliado natural. Además, desciende sin cesar la práctica religiosa -dos millones de fieles menos en las misas de cada domingo, por ejemplo-; se estancan las aportaciones económicas voluntarias a las arcas de la Iglesia, los seminarios siguen vacíos a pesar de un ligero rebrote de vocaciones en el último año, y hay una revuelta evidente de las iglesias de base y de un sector numeroso de los teólogos más relevantes.
La Iglesia española tiene 19.837 sacerdotes diocesanos, 58.406 monjas y 5.326 religiosos
El catolicismo mantiene su poderío tradicional en la acción caritativa y en el sector educativo
El 46% de los españoles que se dice católico (85%) "casi nunca" va a misa y sólo el 18% acude "casi todos los domingos", según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizada en septiembre del año pasado. Los porcentajes de la práctica religiosa caen aún más en sacramentos como la confesión y comunión, de hondo significado religioso: el informe publicado hace dos años por el teólogo Olegario González de Cardedal con el título La Iglesia en España 1950-2000 afirma que "la mitad de los españoles no se confiesa nunca y la quinta parte lo hace una vez al año o con menos frecuencia".
El estudio de los expertos eclesiásticos y los sociólogos seglares convocados por González de Cardedal subrayaba "el fuerte poder discriminante de lo católico" que tienen esos datos, con este añadido: el 76% de quienes decían confesar o comulgar "semanalmente" en su infancia ha caído ahora al 6%, mientras que quienes declaraban no confesarse "nunca o casi nunca" de chicos (el 9%) ahora son el 72%.
La creciente secularización de la sociedad española ha afectado, además, a la autoridad moral de la Iglesia entre sus propios fieles y seguidores. Como acaba de ocurrir con la guerra de Irak, condenada con gran coraje y sin paliativos por el Papa y los obispos españoles -una condena que el muy católico Gobierno de José María Aznar despachó como "no vinculante"-, el porcentaje de los practicantes católicos que ignoran los mandamientos o criterios papales en determinadas materias (divorcio, métodos anticonceptivos, aborto, moral sexual), es creciente año tras año. El informe citado más arriba, con datos de 1990, recogía ya que el 71% de los católicos "está en desacuerdo con la postura del Papa" en esos asuntos, porcentajes que siempre se mantenía por encima del 50%.
En cambio, el último informe estadístico publicado por la Conferencia Episcopal Española (CEE) -La Iglesia Católica en España. Estadística. Edición 2002- no parece percibir ese panorama, al menos en la práctica sacramental de bautismos, comuniones y matrimonios, que tienen que ver más con una parafernalia social que con la práctica religiosa auténtica. En el año 2000, por ejemplo, se bautizaron 283.226 chicos y chicas en las iglesias españolas, el 71,56% de los nacidos ese año (395.756).
Encuestas y cifras reales al margen, los obispos quieren dibujar este fin de semana el rostro de una España que "sigue siendo una nación católica", como reiteradamente afirma el cardenal Antonio María Rouco, promotor del viaje papal como arzobispo de Madrid y presidente de la CEE. Para ello, los prelados exhiben, con eficacia, el cúmulo organizativo y de medios personales, educativos, culturales o económicos con que cuenta la Iglesia romana en España, y su gran implantación territorial y social.
Dividida en 13 provincias eclesiásticas (más el Arzobispado de Barcelona, que depende directamente de Roma y es uno de los más grandes de Europa en población, y el Arzobispado Castrense, de próxima supresión), el catolicismo está regido en España por 80 obispos, con una edad media superior a los 66 años. Dos de estos jerarcas son cardenales -Rouco en Madrid, y Ricard Maria Carles, en Barcelona-, 13 arzobispos, 50 obispos diocesanos y 15 obispos auxiliares. Otros 38 prelados, de los que tres son cardenales, ya están jubilados. Los obispos españoles que ejercen su magisterio en el extranjero suman 92, la mayoría de ordenes religiosas muy arraigadas (jesuitas, combonianos, pasionistas, agustinos y claretianos...).
Aunque en numero decreciente y con edades medias también altas, la Iglesia española cuenta con 19.837 sacerdotes diocesanos, 5.326 religiosos (monjes) y 58.406 religiosas (monjas). En los 49 seminarios mayores y los 63 semanarios menores que existen en todo el país estudian 3.637 jóvenes, un número insuficiente para compensar la sangría demográfica sacerdotal.
Como en otros muchos sectores, la Iglesia empieza a importar clérigos de otros países, sobre todo hispanoamericanos, un dato que contrasta con los 1.096 sacerdotes españoles que están destinados por propia voluntad en misiones extranjeras.
La geografía española, dividida administrativamente en 8.104 municipios con la corporación municipal correspondiente, cuenta en cambio con 22.933 parroquias católicas, de las que 10.690 carecen de párroco titular. Crisis al margen, que ha obligado a cerrar muchos centros, dedicados ahora, muchas veces, a negocios hosteleros, sigue habiendo en España 43 monasterios de monjes y 918 de monjas.
Pero donde la Iglesia española muestra realmente su poderío tradicional es en su acción caritativa y social, sobre todo en el sector educativo. El buque insignia del sector es Cáritas, que en el año 2000 invirtió en diferentes programas 403,03 millones de euros. Además, la Iglesia es propietaria o gestiona 107 centros hospitalarios, 128 ambulatorios y dispensarios, 876 casas para ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos, 937 orfanatos, 321 guarderías infantiles, 365 centros especiales de reeducación social y 305 consultorios relacionados con la "defensa de la vida y la familia".
En el campo de la enseñanza, la Iglesia es una potencia. Tiene 2.129 jardines de infancia y 5.197 centros educativos, la mayoría concertados (pagados por el Estado), que atienden a 1.298.105 alumnos. En la enseñanza superior, los católicos cuentan con seis universidades (44 facultades), 11 colegios universitarios y 7 escuelas técnicas superiores, entre otros centros, con un número de alumnos superior a los 125.385 el pasado año. El profesorado ocupado en los diferentes niveles alcanza la cifra de 60.282, de los que 41.460 son mujeres.
En el mundo asociativo, la Iglesia católica también acapara los registros, en comparación con otras religiones oficialmente de "notorio arraigo" (protestantes, judíos y musulmanes). En el año 2000, el Ministerio de Justicia tenía registradas 11.887 asociaciones religiosas católicas, mil mal que hace cinco años.
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