El Gobierno rechaza volver a la política exterior de consenso y exige al PSOE que rectifique

El Gobierno rechazó ayer tajantemente modificar su línea, calificada de "dependencia transatlántica" por el portavoz socialista, Jesús Caldera, a fin de recuperar el tradicional consenso sobre política exterior roto en el Parlamento por el apoyo de José María Aznar a la invasión de Irak. Al contrario, el Ejecutivo reafirmó su posición con el argumento, formulado por la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, de que "la influencia internacional de España nunca ha sido mayor". Palacio pidió al PSOE que rectifique una política que tachó de "claudicante".

El socialista Caldera "garantizó" que si Aznar no atiende las peticiones de la oposición, "se volverá al consenso cuando el PP pierda las elecciones".

La dificultad de abrir un atisbo de comprensión en una polémica que ha minado las posiciones electorales del Gobierno según los sondeos, se hizo patente desde el inicio de un pleno del Congreso planteado por el PSOE como una batería de preguntas al jefe del Gobierno -e interpelación a la ministra- con tema único. ¿Va hacer algo el Ejecutivo para cerrar el foso político con el resto de los partidos que ha abierto la guerra?

El propio Aznar sentó el tono por el que habría de discurrir el debate al responder al líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, sin preocuparse siquiera por mantener las formas con dos grandes de la Unión Europea, como Francia y Alemania, que intentaron evitar la intervención en Irak. "Habría que ver qué hubiera sido de España si se hubiera salido de la coalición como pedía su señoría, para estar junto a aquellos que quedaron en una posición irrelevante", dijo.

Expuso, además, dos argumentos que, a modo de eslóganes, reiteraron luego sus ministros: que "el conflicto" ha terminado y que la tensión remanente se debe a que "el PSOE ha hecho una apuesta muy fuerte, que le ha salido muy mal".

Caldera, ponente de la interpelación a Palacio, llevó el debate, sin embargo, a otro terreno más sustancioso. Recordó que durante los

"40 años de terrible dictadura" la política exterior descansó exclusivamente en la relación bilateral con Estados Unidos derivada de la cesión de las bases militares y que, precisamente por eso, la Constitución de 1978 sancionó el principio de cooperación con el orden internacional, base de una política multilateralista que ha tenido Europa, Iberoamérica y el Mediterráneo como grandes ejes.

"Todo eso lo han fulminado ustedes en el último año", añadió, "con un nuevo eje al que se supeditan todos los demás, la alianza única e incondicional con EE UU". Aseguró el socialista que "los españoles no comparten" este planteamiento, ya que "el 77% afirma que hay que volver al eje de la UE".

Respondió Palacio que ha sido Aznar quien ha recuperado los ejes de la política exterior española, al "reforzar" la posición en Europa, al pasar en Iberoamérica "de la retórica a la cooperación", al desarrollar unas relaciones con Marruecos "sobre bases sólidas de buen entendimiento, superando una política meramente reactiva", y al potenciar "las relaciones con la potencia hegemónica, que es Estados Unidos". Llegó la ministra a afirmar que el actual Gobierno "ha puesto fin a la espectacular ausencia de España en Asia", aunque ni las estadísticas administrativas ni las económicas lo avalen.

Palacio concluyó que, si "la política es el arte de lo posible", el PSOE "tiene una idea muy pobre del papel de España dentro y fuera de sus fronteras", debido a que cree que "la relación con la superpotencia debilita" y a un "antiamericanismo que intenta anclar en el antifranquismo". Se preguntó cómo se puede hablar de "seguidismo", cuando es EE UU el que ha seguido a Aznar en la lucha antiterrorista como a "un pionero", y pidió a la dirección socialista que no siga "traicionando lo mejor de la historia reciente" de su partido.

Caldera replicó que la intervención de la ministra había "rayado en el esperpento". Dijo que "sí al vínculo transatlántico, no a la dependencia transatlántica" y preguntó al Gobierno cómo puede admitir que EE UU "esté anulando el derecho en Irak e imponiendo su fuerza (...) Si las potencias ocupantes no se transforman en administradoras mediante una resolución de la ONU", añadió, "la ocupación se convertirá en una dictadura militar".

La ministra le respondió que la nueva administración de Irak, en la que España va a participar, está legitimada por "un consenso internacional" de que hay que proceder con urgencia en temas como la seguridad o los suministros esenciales. También afirmó que "las relaciones con Francia no han estado nunca al nivel de ahora", y zanjó el debate de este modo: "Ustedes juegan, no al perfil bajo, sino a la claudicación. Nosotros no lo haremos".