_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Querido Menem

La sorprendente democracia occidental asusta cada día: Argentina elegirá otra vez al querido Menem. Apenas: un veintidós y pico -no tengo cifras definitivas- de los votos expresados. Los optimistas creen que es un triunfo democrático: si el 18 de mayo se le confirma, habrá un Menem asustado, tímido, moderado (leo en La Nación de Buenos Aires). Estremece pensar que lo mejor para el desdichado país sea un presidente indeciso: pero en otros países tememos a los terribles seguros de sí mismos y valientes. Quizá con esta moderación Menem robe menos. Hay otras razones: ya no hay nada que robar a la gente; y que el comercio de armas, los diez millones de dólares que le dio Irán para tapar las responsabilidades de un atentado (85 muertos) contra un centro judío de Buenos Aires, la enorme fortuna que tiene en la banca suiza, le hagan innecesario el dinero de los otros. Pero estas ambiciones no tienen límite. Los ricos necesitan seguir ganando, cuando les sobra para vivir eternamente; yo creo que es una realización, como el pintor colgado en los mejores museos sigue pintando, y el escritor con el Nobel sigue escribiendo.

Son raras las elecciones en nuestro tiempo. En el anterior al anterior, rompían las urnas las partidas de la porra de los caciques o compraban los resultados. Se hacían regalos a los votantes, a veces se compraban a duro, y en casos en que el elector tenía influencia sobre otros se le hacía guardia o sereno. La derecha sacaba a votar con coche y chófer a las monjas de clausura (febrero de 1936) y a los ancianos de los asilos. Ahora gana el que tiene más dinero para mover la propaganda. Y, finalmente, tampoco hace falta mucho: si se tiene en las manos la televisión nacional, la provincial y la local, sale gratis. Y puede crear el olvido: con esa fuerza, ni el chapapote ni la guerra, ni el decretazo ni la enseñanza privada y religiosa prevalecerán. La tarea de la propaganda de los nacionales consiste en sembrar el olvido. Y apuntarse ventajas falsas: por ejemplo, los juicios rápidos, que el gran público burgués -y España es una burguesía de todas clases- verá como seguridad, aunque terminen siendo una indefensión de los detenidos. Tampoco vamos a querer que se vote según conciencia; y menos si la conciencia ha de ser propia y no televisada. El querido Menem ha sabido conseguir el olvido sobre sí mismo y su origen de la ruina nacional.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_