El Valladolid desnuda al Celta
Todos los defectos del Celta más anémico de los últimos años quedaron perfectamente retratados por el Valladolid, al que no supo por dónde hincarle el diente. Camina el equipo de Lotina embalado hacia su récord de minutos imbatido, un objetivo que se ha convertido en una obsesión. Resguardado hasta el paroxismo, la pelota es ahora un incómodo compromiso para el Celta, que no sabe qué utilidad darle. Y si viene el Valladolid a cedérsela, el grupo de Lotina se queda al desnudo y evidencia su absoluta carencia de un plan de ataque.
Como ayer se comprobó, el único plan del Celta pasa por defenderse, faceta que borda. Defender también es jugar al fútbol, ha dicho su entrenador, aunque quizás le sobró el también. Con el acierto de los jugadores de arriba, ha ido ganando partidos con unos porcentajes de posesión ridículos, porque todo el mundo sabe qué tiene qué hacer cuando pierde la pelota, y no es extraño ver a Mostovoi pegado a Juanfran defendiendo el lateral izquierdo. Cuando lo recupera no tarda en desesperarse y en entregarse al balón frontal para volver a empezar. Si el método es trasnochado y poco vistoso, el bodrio cobra dimensiones insoportables cuando se encuentra a un rival como el Valladolid, que tampoco tuvo la más mínima intención de cargar con el peso del partido.
CELTA 0 - VALLADOLID 0
Celta: Cavallero; Velasco, Berizzo, Cáceres, Juanfran; Luccin (Ángel, m. 62), José Ignacio (Catanha, m. 78); Edu, Mostovoi, Gustavo López (Jesuli, m. 58); y Mido.
Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Mario (Javi Jiménez, m. 68), Caminero, Jonathan, Marcos; Peña, Colsa (Óscar, m. 61); Fernando Sales, Ciric (Chema, m. 73) y Antonio López.
Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Torres Gómez.
Unos 14.000 espectadores en Balaídos.
Pese a su poco ambiciosa puesta en escena, con cinco defensas y sin un delantero nato, fue el Valladolid -en el que reapareció Javi Jiménez después de tres años-, quien mejor apuró sus posesiones., porque el lugar natural donde el Celta recupera la pelota es a unos metros de su área. Hasta ahí, sin problema, así que no fue extraño que se llevara el equipo de Moré las mejores oportunidades de la primera parte, sobre todo un disparo seco de Colsa en el primer minuto que extendió el pánico en este Celta temeroso e italianizado.
Quizás contaba Lotina con el efecto Mido: algún balón caído al área que el egipcio pudiera enganchar con la furia que se le vio en otras jornadas. Apostar todo el ataque a una sola carta tiene el inconveniente de la falta de alternativas: el delantero falló los dos remates y ese fue todo el balance ofensivo del Celta. Ni siquiera en los minutos finales se fue por el Valladolid con la furia que se le supone a un equipo que apuesta por la Liga de Campeones. Pesó más el riesgo de desperdiciar el récord de partidos sin encajar un gol.
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