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Reportaje:FÚTBOL | El Atlético cumple 100 años

Y la calle fue rojiblanca

Miles de aficionados del Atlético llevaron de la fuente de Neptuno al Manzanares la bandera de 12.750 metros cuadrados

Una bandera por aquí, muchas cámaras de fotos y de vídeo, camisetas del aniversario por allá, algún canturreo de cumpleaños feliz, pero ni rastro de la enorme bufanda a rayas rojas y blancas de un kilómetro y medio y casi nueve metros de ancho. Ni rastro en la fuente de Neptuno, a las doce del mediodía, aunque el dios de las profundidades ya está embozado con un pañuelo rojiblanco. Con veinte minutos de retraso, cuando ya la plaza de Cánovas del Castillo, la que da en su cara este al hotel Ritz y en el este al Palace, estaba llena de seguidores del Atlético, muy llena, con cerca de 10.000 aficionados, llegó una furgoneta roja y empezó a desplegar la gran bufanda.

Poco a poco los 12.750 metros cuadrados fueron saliendo del vehículo y empezó la caravana. Los organizadores habían colocado a algunos voluntarios a la cabeza que se encargaban de pedir espacio a la gente que se agolpaba en los costados del Paseo del Prado, primera fase del paseo hasta el estadio Calderón. Y la sábana empezó a reptar de mano en mano sin que apenas hubiese ningún dispositivo de seguridaad, salvo la obsesión de la alcaldía madrileña por salvaguardar sus fuentes con complejas jaulas de metal y algún furgón policial. Poco a poco la gente iba pasando los pliegues hacia delante y de los 10.000 hinchas se pasó a los cerca de 40.000 que a paso tortuoso enfilaban hacia Atocha.

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En ese momento, el cielo, gris, empezó a derramar pequeñas gotitas de agua que avivaban el color rojo de la bandera. Nadie se escondió y siguieron los cánticos alusivos al vecino de Chamartín y los desafinados acordes del himno rojiblanco. A los diez minutos de empezar a llover, el encapotado cielo madrileño se abrió y apareció el sol: "Dios es del Atleti", se oía entre las arrugas de la bandera. Muchas familias completas, con niños pequeños, muchas parejas, gente de todas las edades y algún bebedor de calimocho madrugador, componían el paisanaje.

600 kilos de arroz

Y así, en medio de la fiesta, se llegó hasta la glorieta de Pirámides, ya muy cercana al estadio. Allí esperaban los veteranos del club para ponerse en cabeza de la comitiva junto con algún artista famoso. Con retraso, con bastante retraso entraron los 1.500 metros de tela en la zona.

Un poco más allá, cruzando el río, esperaban 600 kilos de arroz amarillo. Y los que aguantaron todo el paseo sin desfallecer, unos 5.000, recuperaron fuerzas con la gigantesca paella.

Por la tarde, ya en el estadio, tras el partido de los veteranos, surgieron los timbales de la banda de música municpal. Después, tras guardarse un minuto de silencio por todos los atléticos fallecidos, unos puntitos en el cielo, avisaron de que iban a llover paracaidistas. Dos de ellos, con la bandera atlética y la española. Poco antes de empezar el choque, tras la llegada del Príncipe Felipe, la grada mostró dos cifras, una en cada fondo: 1903 y 2003. Además un mosaico rojo y blanco cubrió el estadio con dos lemas para la emoción: "Atleti de amo" y "Para siempre".

La enorme bandera bufanda en una de las calles del trayecto entre Neptuno y el Manzanares.

Un aficionado, en la pradera de San Isidro.
La enorme bandera bufanda en una de las calles del trayecto entre Neptuno y el Manzanares. Un aficionado, en la pradera de San Isidro.MANUEL ESCALERA

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