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Entrevista:JOSÉ BAÑÓ | Presidente del club de golf La Sella de Dénia

"El naranjo consume más agua que el golf"

Miquel Alberola

Pregunta. ¿Por qué tiene tan mala prensa el golf?

Respuesta. El golf empezó en un nivel social alto y desde siempre se ha asociado con un deporte para la gente que estaba por encima del resto. Quizás entonces fuera así, pero hoy en día es totalmente un deporte popular. Cuesta como un gimnasio o menos.

P. ¿Es un deporte o es un juego?

R. Creo que es un deporte. Es de los únicos en los que tú luchas contra ti mismo. El juego es el deporte llevado a las élites profesionales, pero lo que practica la gente es un deporte para superar su propio handicap.Dentro de los practicantes hay gente que no se plantea jugar mejor o peor, sino simplemente en pasear, caminar cinco o diez kilómetros entre la naturaleza.

P. ¿Usted abrió este campo porque le gustaba el golf o por negocio?

R. Yo desconocía totalmente el golf. Lo monté aquí porque estaba en un proyecto urbanístico importante y creía que era necesario darle algún servicio complementario. Vi por ahí que el golf era un sitio al que iba gente que comercialmente me interesaba para el proyecto y que sobre todo interesaba al conjunto de la urbanización.

P. Una de las críticas habituales a los campos de golf es su elevado consumo de agua.

R. Si lo comparamos con una zona en la que no hay ningún cultivo, consume más agua de lo habitual; pero si lo comparamos con nuestra zona, consume menos agua que cualquier explotación agrícola, ya sean naranjos, hortalizas o vid. Una hectárea de naranjos suele gastar 650 metros cúbicos al año, mientras que un campo de golf de 50 hectáreas en un año de lluvia normal puede llegar a consumir 250 o 260 metros cúbicos. Si echamos cuentas, una hectárea de naranjos gasta diez veces más agua que una de golf. Aparte de eso, las aguas que se destinan a los campos de golf deben ser residuales. Hay mucha en la Comunidad Valenciana y la estamos vertiendo al mar.

P. ¿La Sella funciona con aguas depuradas?

R. Sí, desde hace cuatro años que conseguimos la concesión de la planta depuradora de Pedreguer, Dénia y Ondara.

P. Si el golf necesita menos agua que la agricultura, ¿por qué se argumenta tan a menudo lo contrario?

R. Era un mito que el golf fuera un deporte para esnobs y sigue siendo un mito, aunque estamos demostrando con datos lo contrario, que consuma más agua de la que realmente necesita. Un campo de golf no solamente reduce el consumo de agua respecto a la agricultura, sino que aporta mucho más que la agricultura. En una superficie agrícola de 50 hectáreas intervienen 15 personas, mientras que un campo de golf de las mismas dimensiones tiene 28 trabajadores directos. Y aún le diré más.

P. A ver.

R. En La Marina Alta la tendencia del minifundismo es transformar las casitas de aperos en chalets grandes ante la pasividad de los ayuntamientos. Ahí estamos destruyendo nuestra estructura ecológica y transformándola, sin ninguna ordenación ni servicio, en suelo casi urbano. Por el contrario, los campos de golf pueden ordenar una parte importante de suelo, con zonas verdes y servicios, creando manchas de 50 hectáreas como mínimo sin ninguna clase de construcción. Aquí en concreto hemos creado una zona verde entre el parque natural del Montgó y la urbanización de La Sella. Sólo hay que subir a las montañas y comprobarlo. Por el contrario, si hubiese continuado como terreno rústico, ahora estaría lleno de casas por ordenar y sin servicios.

EN DOS TRAZOS

José Bañó (Sanet i Els Negrals, 1949) no sabía nada de golf hasta que construyó un campo para dar servicio a una urbanización. Ahora es un convencido de este deporte que apenas practica, y que cada vez atrae a más gente. Y un proselitista de estas instalaciones que considera que en nuestra zona ayudan a ordenar el territorio, impiden el desarrollo de urbanizaciones ilegales y crean una mancha verde. Acaba de inaugurar el primer hotel de cinco estrellas de Dénia junto al campo de golf La Sella, que en contra de los tópicos riega desde hace tiempo con agua depurada.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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