Guerra a las matemáticas

La invasión de Irak por parte de Estados Unidos y de Gran Bretaña no sólo ha supuesto muertes, destrucción y daños en ciudades como Bagdad, Basora o Tikrit. También ha afectado, y de un modo intenso, a la cultura, a las ciencias. Ése es el caso, al menos, de dos matemáticos, uno granadino, Miguel Cabrera, y otro iraquí, Amir Abdulillah Mohammed, que realizaban sus investigaciones juntos desde hace años y cuya colaboración ha quedado absolutamente interrumpida. Cabrera desconoce la suerte que ha podido correr su colega iraquí, del que no sabe nada desde el pasado 18 de diciembre. La guerra de Irak ha sido también una guerra contra las matemáticas.

"Me alegraría que se encontrara bien junto a su familia, y que me lo hiciera saber lo antes posible", dice Miguel Cabrera en su despacho del departamento de Análisis Matemático de la Facultad de Ciencias, en Granada. "Lo cierto es que estoy muy preocupado porque no sé qué ha podido pasarle".

Amir Abdulillah Mohamed, de 45 años, y Miguel Cabrera se conocieron hace varios años, cuando el iraquí acudió a España realizar su tesis doctoral en Granada. Cabrera fue su director. La tesis, denominada Álgebras multiplicativamente primas: visión algebraica y analítica, fue leída en diciembre del 2000 y obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude. También obtendría hace unos meses un premio extraordinario de la Facultad de Ciencias.

A partir de ese momento, Miguel Cabrera, desde Granada, y Abdulillah, desde la Universidad de Mosul, en Irak, decidieron trabajar juntos. Lo hacían enviándose correspondencia epistolar en la que se intercambiaban sus avances en Análisis Matemático. Las cartas son de lo más llamativo: "Muchas gracias", escribe el iraquí, "por el artículo sobre el centroide extendido y la cláusula central de álgebras multiplicativamente semiprimas". Los artículos de ambos empezaron a cobrar prestigio en revistas especializadas, como Studia Matematica. Pese a la distancia, la imposibilidad de utilizar Internet en Mosul y las duras circunstancias que atravesaba Irak, Cabrera y Abdulillah progresaban juntos.

"La guerra nunca es justificable", dice Cabrera. "Y mucho menos en los tiempos en que vivimos. Hoy debería haber mecanismos que permitan evitar una guerra y el sufrimiento y el padecimiento de un pueblo".

El profesor granadino no ha podido ponerse en contacto con su colega iraquí desde el 18 de diciembre. No puede hacerlo telefónicamente, ya que las líneas no funcionan, ni tampoco por Internet. Tan sólo mediante correo ordinario. "Y no creo que ahora pueda funcionar ni el correo en Mosul", aclara.

"Durante la guerra, todos los días me ponía frente a la televisión para ver qué sucedía en Mosul. Estoy preocupado porque no sé qué habrá podido pasarle. Tengo cosas pendientes de enviarle, pero no podré hacerlo hasta que se normalice la situación".

Cabrera sabe que Mosul no ha sido una de las ciudades más castigadas por los bombardeos norteamericanos. Pero sí que ha habido encarnizadas luchas civiles y duros enfrentamientos con el ejército kurdo. No ha sabido cuál ha sido la suerte que ha corrido su amigo. Aunque sí la que han corrido las matemáticas: hasta las números son víctimas de una guerra.