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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Regreso a la ONU

George Bush tiene prisa. Quiere que la ONU levante las sanciones contra Irak para poder financiar sin trabas la reconstrucción. En Atenas, los 25 países de la Unión próximamente ampliada han intentado restañar sus heridas exigiendo un "papel central" para la ONU en el proceso que lleve al autogobierno de Irak, una ambición apoyada por Rusia y por el propio secretario general de la organización, Kofi Annan, quien a su vez reclama que le den los "medios necesarios". EE UU pudo ignorar al Consejo de Seguridad para lanzarse a la guerra. Pero a la hora de la paz se enreda de nuevo en la inevitable y saludable madeja internacional.

Muchas cosas dependen del voto positivo del Consejo de Seguridad. Entre otras, el levantamiento de las sanciones propuesto por Bush, una propuesta acogida con cautela por los europeos que está vinculada a un control internacional de los inspectores sobre unas supuestas armas de destrucción masiva todavía no localizadas o quién sabe si inexistentes. Sólo el regreso a Irak del equipo de la ONU dirigido por Hans Blix puede dar credibilidad a un eventual descubrimiento de tales armas. Muy pocos, sobre todo en el mundo árabe y musulmán, darán crédito a su hallazgo a cargo de las fuerzas norteamericanas.

También para la reconstrucción necesita EE UU de las cuantiosas reservas de fondos en las cuentas controladas por el reactivado programa de Petróleo por alimentos de la ONU. En virtud de los convenios de Ginebra y Viena, la potencia ocupante no puede enajenar bienes iraquíes. Por ejemplo, otorgar contratos sobre las extracciones petrolíferas, sin permiso de la comunidad internacional, o de una autoridad civil reconocida por ésta. De ahí la urgencia con que EE UU quiere poner en pie una autoridad provisional formalmente iraquí. Las empresas que buscan estos contratos necesitan seguridad jurídica, mientras que en Nueva York ya ha empezado el nada fácil debate sobre qué contratos honrar de los tiempos de Sadam Husein.

Irak es un asunto demasiado complicado como para que la ONU, salvo en los aspectos humanitarios, asuma su control. Pero su Consejo de Seguridad sigue contando, por mucho que Bush se sienta con derechos de vencedor. Washington hubiera querido una gran resolución del Consejo que cubriera todos estos puntos y algunos más, pero parece dispuesto a conformarse con una retahíla de resoluciones, si bien no a largas negociaciones. Si la guerra se libró desde la ilegalidad, al menos que la paz se construya desde esta legitimidad.

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