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Renfe atribuye a la vejez y la degradación de las vías los últimos descarrilamientos

Un informe señala que los problemas han crecido por la antigüedad de las instalaciones

Un informe remitido por el gerente de Infraestructuras de Renfe al Consejo de Administración de la compañía revela que las inclemencias meteorológicas han acelerado la degradación de las vías de la red principal, "de una forma muy acentuada", debido a su antigüedad. El deterioro llega a tal punto que "no se puede controlar a través del mantenimiento preventivo rutinario" y ha llegado a producir "defectos en la geometría en numerosos puntos de la red", así como la desestabilización de trincheras. El informe atribuye a esta degradación los descarrilamientos de los últimos 12 meses.

En las dos comparecencias del presidente de la compañía, Miguel Corsini, ante el Senado y el Congreso, a principios de año, explicó que en ninguno de los accidentes concatenados se habían detectado fallos técnicos en los trenes o errores humanos de quienes intervienen en la circulación.

Corsini declaró ante los parlamentarios que "las lluvias extraordinarias, las fuertes heladas y nevadas producidas en las primeras semanas de enero habían tenido un efecto negativo sobre todas las infraestructuras viarias de Castilla y León y, cómo no, una influencia directa o indirecta en los accidentes".

Explicaba también el máximo responsable de Renfe que los descarrilamientos de un Talgo en Ponferrada (León), el Canfranero en Huesca o el de un mercancías en Medina del Campo (Valladolid) fueron directamente provocados por desprendimientos de tierras.

Pero en el caso del descarrilamiento de otro Talgo en Pancorbo (Burgos), en el que se produjo un choque con un tren regional, admitía que el accidente fue causado porque el ancho de los carriles de la vía era inadecuado, "debido a una negligencia en el mantenimiento de la línea".

Acumulación de accidentes

Ante la acumulación de accidentes entre los últimos meses del año pasado y principios de 2003, la unidad de Mantenimiento de Infraestructuras de Renfe elevó el pasado 28 de febrero un informe al Comité de Dirección de la compañía, en el que precisa el estado de la red.

Advierte el informe de que "la degradación producida en la vía presenta defectos de geometría en numerosos puntos de la red ferroviaria, así como la desestabilización de elementos de infraestructura, fundamentalmente de trincheras".

Manuel Benegas Capote, el gerente de la unidad que avalaba el informe, afirma que se requiere "un plan de rehabilitación urgente para corregir estas deficiencias y evitar que nuevos incidentes afecten a la seguridad de la circulación".

Según fuentes de Renfe, el plan de rehabilitación urgente ha sido traslado al Ministerio de Fomento y debatido en el último Consejo de Administración de la empresa, celebrado a finales de marzo. El consejo lo estudió, pero aplazó su aprobación a petición de Antonio Lanchares, el nuevo gerente de Infraestructuras.

Las mismas fuentes indican que, tras ser revisado por Lanchares, el plan cuenta con muchas bazas para ser aprobado en el próximo Consejo de Administración, a celebrar después de Semana Santa.

El plan es fruto de una serie de inspecciones urgentes del estado de la red principal, por la que circula el 85% del tráfico. Las conclusiones de las inspecciones son tales -fallos en la geometría, desestabilización de trincheras, degradación de la vía- que debido a la incapacidad del mantenimiento ordinario para ponerse al día se propone el Plan de Rehabilitación Urgente, del que se envía copia al Ministerio de Fomento.

Dentro de las iniciativas urgentes a implantar en toda la red se propone incrementar el plan de inspecciones, hacer recorridos en cabina y a pie en zonas de riesgo; adoptar medidas de precaución en estas zonas hasta su corrección; presencia permanente de personal en zonas de máximo riesgo derivado de la infraestructura; derivar la circulación de trenes con mercancías pesadas a líneas alternativas; disminuir la carga por eje en determinados puntos o trayectos, y hacer una revisión general y puesta a punto de los detectores de deformación de las vías, entre otras propuestas.

En cuanto a los planes de actuación, establece tres plazos de ejecución, uno de urgencia, otro a corto plazo y el tercero a medio plazo. En el primero se incluyen aquellas intervenciones que si no se realizaran "urgentemente podrían dar lugar a un accidente".

Para llevarlas a cabo, el informe indica que es necesario ampliar los presupuestos de 2003 en 12 millones de euros. Para las rehabilitaciones a corto plazo se precisan 74,79 millones adicionales (55,59 para la red principal y 19,2 para la red complementaria) y se solicita otra ampliación presupuestaria de 7,5 millones con cargo a las amortizaciones. En total, un gasto extra de 94 millones de euros.

Tramos prioritarios

Con el fin de distribuir las inversiones de renovación de líneas en el momento de auscultarlas se estableció una calificación de prioridad de tramos, según las cuales todos aquellos calificados por encima del siete están incluidos en la lista de actuaciones y quedan excluidos los que no alcanzan esa puntuación.

Con estos criterios, el plan concluye que de los 3.171 kilómetros de línea auscultados es necesaria la renovación de infraestructura en 1.151 kilómetros de la red principal durante los próximos cuatro años, lo que supone un coste total de 518 millones de euros, que serán sufragados por el Ministerio de Fomento.

"Renfe puede acometer rehabilitación de vías, pero las renovaciones de estas infraestructuras suele hacerlas el ministerio", señalan fuentes de la compañía ferroviaria.

Todos los tramos donde se han producido accidentes en los últimos 12 meses están incluidos en estas actuaciones urgentes recogidas por el plan.

Inicialmente no aparecía incluida la línea Barcelona-Puigcerdá, donde se han registrado tres descarrilamientos en poco tiempo, como tampoco la línea Zaragoza-Canfranc, que se cerró tras varios incidentes.

El presidente de Renfe informó a principios de mes de que se habían aprobado 4,2 millones de euros para una actuación urgente en la línea catalana, mientras el acceso aragonés al Pirineo se reanudó tras unas obras de reparación efectuadas por tres brigadas.

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