Otra victoria en gris del Celta
Los de Lotina aprovechan el único error rival para deshacerse del Betis
Jornada tras jornada va el Celta sumando puntos en gris. Sin brillo, sin apenas ocasiones, pero destripando a sus rivales al más mínimo error que cometan. Con la frialdad de un matarife se trabajó ayer al Betis, al que apenas inquietó. Se limitó a observarlo con detenimiento a la espera de que cometiera algún fallo, que llegó cuando se intuía el descanso. Apareció Mostovoi y despiezó al equipo de Víctor Fernández, que se estrelló durante la segunda mitad contra el muro celeste. Se le recriminará al Celta su calculado pragmatismo, pero con nueve jornadas por delante tiene la UEFA prácticamente en el bolsillo.
El partido ya era un bodrio de dimensiones considerables cuando anotó Mostovoi, sólo amenizado por la movilidad del egipcio Mido y por el interesante duelo que Joaquín mantuvo con Juanfran. El volante derecho fue el único que hizo algo por sacar al Betis de la vulgaridad. Castigado como está por las lesiones, el equipo de Víctor Fernández acusó sobre todo la de Denilson, que abrió un hueco en la banda izquierda que nadie se animó a llenar; especialmente Fernando, que dimitió de su carril para acudir al área en auxilio de un Dani arrugado por la presión.
CELTA 1 - BETIS 0
Celta: Cavallero; Velasco, Cáceres, Sergio, Juanfran; Ángel, Luccin; Gustavo López (Catanha, m. 70), Mostovoi, Edu (Vagner, m. 62); y Mido (Sylvinho, m. 82).
Betis: Prats; Varela, Juanito, Filipescu, Luis Fernández; Arzu, Ito (Calado, m. 80); Joaquín, Benjamín (Casas, m. 58), Fernando; y Dani (Capi, m. 46).
Gol: 1-0. M. 45. Centro desde la izquierda de Juanfran que cruza todo el área, Mostovoi recibe y anota ajustado al palo contrario.
Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Fernando, Cáceres, Luccin, Ángel y Juanfran.
Unos 17.000 espectadores en Balaídos.
Lo que parecía anunciar un duelo a tumba abierta tardó apenas diez minutos en sosegarse, lo que le llevó al Betis dar señales de vida en el área de Cavallero. Fue un mensaje que el Celta acusó como un calambrazo, porque a partir de ese momento el equipo de Lotina corrió a refugiarse detrás de la pelota y el partido se congeló. En frío fue como llegó el gol de Mostovoi. El ruso tuvo tiempo de controlar, deshacerse de Fernando y ajustar el balón al otro extremo de la portería bética, con lo que el Celta dio el partido por finalizado.
La segunda parte reflejó de forma diáfana el enorme daño que la estrategia provoca al fútbol del Celta, que echó una manta por encima de Cavallero. Lotina fue moviendo piezas siempre por detrás de Víctor Fernández, éste para reforzar el ataque y aquél para sacrificarlo. El punto de inflexión estuvo en el minuto 62. Con media hora por delante, Lotina empezó a desmontar piezas de ataque para amurallarse. Primero sacrificó a Edu; después, a Gustavo, que bastante bien había llevado su antinatural y ya cotidiano cambio de banda; y finalmente a Mido, para colocar al defensa Sylvinho en su lugar.
El Celta se metió entonces en su área, el lugar donde todo es posible: desde un penalti a un gol en propia meta. Fueron 30 minutos de encogimiento y sudor frío para la hinchada, pero entre un gol anulado a Casas y un tiro de Luis Fernández que se fue al palo, logró el Celta irse de rositas. Aunque con 48 puntos como ya tiene, a un entusiasta de los resultados como Lotina no hay quien le tosa en Balaídos.
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