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Apuntes

Las universidades se coordinan y solicitan medios para adaptarse al espacio europeo

Otras comunidades han establecido ayudas para constituir redes de trabajo con esta finalidad

Las universidades valencianas se han puesto definitivamente las pilas para afrontar el reto que les plantea en los próximos años la integración en el Espacio Europeo de Educación Superior. Tras sentar las bases de la coordinación interuniversitaria han solicitado a la Administración que se involucre en el proceso, compartiendo la responsabilidad de incentivar la adaptación al marco europeo y contribuyendo a su financiación. Así se lo hicieron saber al director general de Universidades, Salvador Forner, en una reunión mantenida con vicerrectores de las cinco universidades a finales de la semana pasada.

Con el debate en marcha, no hay semana en que no se celebren conferencias o encuentros relacionados con la reforma en profundidad que se avecina y que afectará tanto a la configuración de las carreras como al cambio de cultura docente requerido por un proceso que pone el acento en el "aprendizaje" del alumno más que en la "enseñanza" que recibe. Hoy, sin ir más lejos, se celebra en la Facultad de Economía de Valencia una jornada sobre Los estudios de economía y empresa y el espacio europeo de educación superior, dirigida a profesores, gestores, administrativos y estudiantes.

Pero más allá del debate y la información, las universidades han comenzado a diseñar políticas coordinadas que eviten duplicar esfuerzos y permitan integrar las diferentes experiencias piloto de cada institución, poniendo especial énfasis en la formación docente. Así lo decidieron en la reunión celebrada hace un mes en la Universitat de València, en la que participaron los vicerrectores encargados de la armonización europea y los responsables de los órganos de formación del profesorado. Allí se acordó también instar a la consejería a, por un lado, crear una ponencia en el seno del Consejo Valenciano de Universidades "para fomentar la convergencia" hacia el espacio europeo de educación superior y, por otro, convocar "con la máxima urgencia ayudas para el establecimiento de redes universitarias en disciplinas piloto para el análisis de los elementos del proceso de convergencia europea".Lo característico de esta etapa previa a la puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación Superior ha sido, hasta ahora, que cada universidad ha comenzado a ensayar algunos aspectos parciales de la reforma que viene. Los gestores universitarios han llegado a la conclusión de que la coordinación de esfuerzos e iniciativas es necesaria y conveniente. Y que necesitan recursos. Los medios que las universidades han solicitado de la Administración para apoyar el proceso de ajuste a la convergencia europea son similares a las que ya se han puesto en marcha en otras comunidades autónomas. La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, convocó ya el pasado mes de noviembre ayudas por un montante de 144.000 euros para 'la realización de estudios sobre la valoración y métodos de asignación de créditos europeos (ECTS) a las distintas materias del currículum de titulaciones oficiales, la elaboración de guías docentes, propuestas de metodologías y desarrollo del suplemento Europeo al Título'. El sistema elegido, por el que apuestan también las universidades valencianas, consiste en que esos estudios sean elaborados por redes universitarias constituidas en torno a áreas de conocimiento, como Historia, Enfermería o Matemáticas, entre otras. La coordinación de las diferentes redes se distribuye entre las universidades. En la reunión mantenida con el director general de Universidades, los vicerrectores valencianos se comprometieron a crear estas redes en breve plazo y rechazaron la posibilidad de que las ayudas se adjudicaran al Plan de Financiación que este año ha de volver a negociarse. En el documento colectivo entregado a la Administración recordaban, asimismo, que 'el reciente documento marco del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes establece claramente la corresponsabilidad institucional en la puesta en marcha del proceso'. Al mismo tiempo, las universidades valencianas se plantean un 'marco de formación del profesorado compartido' por todas ellas. El argumento de base es la evidencia de que los cambios que parten de la Declaración de Bolonia y que habrán de materializarse entre 2005 y 2010, no significan, 'como en el caso de reformas precedentes', simplemente 'cambiar o reformar planes de estudio o variar denominaciones sobre aspectos de la docencia y la gestión universitaria', sino que también implica cambiar 'la cultura docente'. Un cambio que afecta a cuestiones tales como la distribución en tareas de la nueva dedicación del profesorado, a la redefinición docente de las tutorías más allá de la tradicional 'atención al estudiante', la aplicación de otras metodologías paralelas a la clásica 'lección en el aula', o la necesidad de enfrentarse a otras formas de evaluación. Hay que recordar que los ECTS europeos computan el volumen de trabajo total del estudiante, desde las horas presenciales a las tutorías o la preparación de las asignaturas. Por todo ello, desde el ámbito de la formación del profesorado, los responsables universitarios se plantean como "problema central" diseñar un plan de formación permanente que se ajuste a las exigencias que plantea la configuración del nuevo Espacio Europeo de Educación Superior, que al mismo tiempo llegue a todo el colectivo docente y que 'se diseñe y desarrolle desde unos recursos limitados y en un plazo de tiempo relativamente breve'. Algunos profesores estarán implicados en los planes y proyectos piloto y tendran el seguimiento y asesoría de los órganos de formación de las universidades. Pero la mayoría del profesorado, no implicado en esos proyectos, lo que necesitará es formación e información de dichos órganos. De forma inmediata, la coordinación de estas tareas se plantea a través de los servicios o institutos de formación permanente que cada universidad tiene. Pero a medio plazo, éstas sugieren la posible creación de un 'instituto interuniversitario de desarrollo profesional docente'. Su objetivo sería tanto ocuparse de la coordinación inicial y permanente del profesorado, como'diseñar estudios y elaborar materiales sobre innovación y calidad de la enseñanza superior'. En este contexto, 'que las universidades públicas de la Comunidad Valenciana aúnen esfuerzos en una estrategia común de formación del PDI frente a los retos de un espacio europeo común de Educación Superior', señalan los vicerrectores en el documento entregado a la consejería, 'abarata los costes de un modelo de formación exclusivo para cada universidad'. Los responsables universitarios aceptan asumir el esfuerzo organizativo que supone, pero plantean 'una financiación específica' por parte de la Administración para el plan de formación del profesorado y 'el marco administrativo de colaboración' que su puesta en marcha implica.

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