El mejor regate de su vida
El futbolista Francisco Jurado reaparece como profesional con el Real Jaén tras superar un cáncer
Francisco Jurado ha salido del túnel más tenebroso. Hace un año un tumor irrumpió de forma dramática en su vida, y lo apartó bruscamente de los campos de fútbol, donde el delantero murciano enrolado en las filas del Real Jaén era un fino y avezado especialista en el dribling a los defensas contrarios. Jurado afrontaba entonces una difícil carrera de fondo, pues tenía ante sí el regate más complicado de su carrera: tenía que burlar al principal de los enemigos, el cáncer.
"Ahora me siento de nuevo futbolista". Así, como quien resopla consciente de haber metido el mejor gol de su vida, se pronuncia el delantero murciano después de haber vuelto a los terrenos de juego y haber dejado atrás la peor de sus pesadillas. Francisco Jurado recibió en un entrenamiento un balonazo en el testículo derecho, y esa lesión sirvió para descubrirle un tumor benigno del que fue intervenido con urgencia en Barcelona.
De alguna manera, la dolencia sufrida por Jurado fue similar a la del portero José Francisco Molina. Del cancerbero del Deportivo se vertieron ríos de tinta por tratarse de uno de los protagonistas de la llamada Liga de las Estrellas, y los gestos de ánimo y de solidaridad le llegaron desde toda España e incluso de algún campo europeo.
Lo de Jurado, por aquello de jugar en un equipo modesto, no tuvo apenas eco, y el jugador tuvo que refugiarse en su familia y su círculo de amigos y compañeros para combatir el golpe que le había dado la vida a sus 26 años.
"Yo he logrado superar la enfermedad luchando día a día, confiando en los médicos y con el apoyo de mi familia y los míos", comenta Jurado, cuya reaparición ante el Extremadura el domingo día 6 sirvió para que la afición jiennense le recibiera con una emocionada ovación, la más importante de las que se han escuchado este año en el estadio de La Victoria, ávido de triunfos locales, por otra parte. En lo deportivo, la afición tiene poco de lo que alegrarse, pero en la escala humana del fútbol -esa cara demasiadas veces eclipsada por la competición y el dinero pero más que presente en los equipos modestos- la recuperación de la salud de Jurado ha significado una noticia buena de verdad para los aficionados.
Tras varios meses de reposo en su tierra natal, Lorca, Jurado volvió a los entrenamientos el pasado mes de octubre, con la esperanza de de llegar a tiempo a la inscripción en el mercado de invierno. Su regreso se ha demorado más de la cuenta, pero ahora, ya en la recta final de la temporada, Jurado vuelve como una de las esperanzas de la afición jiennense para evitar un amenazante descenso a la Tercera División, algo que sería terrible para una afición que el año pasado presumía de haber ganado al Atlético de Madrid en la división de plata del fútbol español.
Aunque la alegría duró poco -el Jaén descendió a Segunda B-, Jurado tuvo el honor de protagonizar una de las jugadas más hermosas de la temporada. Fue en el estadio murciano de La Condomina. Cogió el balón en un lateral y, emulando al mejor Ronaldo, fue sorteando uno a uno a cuantos contrarios le salían al paso y, en última instancia, cuando todo presagiaba un gol de antología, la pelota se estrelló en el larguero. Jurado dejó el sello de su clase, pero nada comparable con el tesón demostrado meses después para superar el cáncer.
A la sombra de Molina y Armstrong
"He aprendido muchas cosas durante este periodo, sobre todo a sufrir y a conocer que la vida no es un camino de rosas". Esta fue una de las primeras frases que pronunció Jurado cuando volvió a entrenarse con el Real Jaén.
A sus 27 años, el futbolista murciano asegura afrontar pletórico de ilusión su vuelta a la normalidad, que para él es jugar cada domingo al fútbol. "Me falta el ritmo de competición, pero muchas veces las ganas y la ilusión mueven montañas y yo vengo entrenando bien desde hace algún tiempo y estoy en condiciones de ayudar a mi equipo", asegura.
Jurado asegura que en la batalla contra el cáncer "nunca hay que tirar la toalla". Sostiene, por el contrario, que "siempre hay que mantener la esperanza". Ése fue el mensaje que le transmitió al portero José Francisco Molina cuando se le diagnosticó una dolencia similar a la suya. El cáncer de testículos no es particularmente común entre los deportistas. Sin embargo, otros casos notables fueron los del también jugador búlgaro Lubo Penev y la del ciclista estadounidense Lance Armstrong, que ganó sus cuatro tours de Francia tras superar el cáncer.
La reciente concatenación de casos entre los deportistas se debe posiblemente a un factor de riesgo muy distinto: la juventud. Aunque se trata de una enfermedad bastante infrecuente entre la población general -cada año sólo aparecen cuatro nuevos casos por cada 100.000 habitantes-, es uno de los cánceres más comunes en hombres de entre 15 y 35 años. La mejor noticia es que suele responder muy bien al tratamiento.
El cáncer testicular es uno de los pocos para los que se dispone de marcadores fiables en un análisis de sangre. En caso de complicaciones, además, es común que aparezcan células tumorales en el denominado retroperitoneo, en la parte posterior del abdomen. Esa zona está llena de ganglios, y desde ellos las células malignas pueden diseminarse a otros órganos. En el caso del ciclista norteamericano Lance Armstrong, fue preciso extirparle un testículo, y posteriormente el cáncer se le extendió a los pulmones y al cerebro.
La presidenta de la Asociación Española de la Lucha Contra el Cáncer, Cecilia Plañol, advertía en días pasados en su visita a Jaén que "uno de cada dos españoles desarrollará la enfermedad a lo largo de su vida". Ante semejantes augurios, el futbolista Francisco Jurado sólo recomienda "pensar en positivo".
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