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Reportaje:GUERRA EN IRAK | Las víctimas

¿Quién cuenta los muertos?

Las cifras de bajas civiles en la guerra de Irak tardarán meses en conocerse y nunca serán exactas

Pablo Ximénez de Sandoval

Entre los objetivos irrenunciables del plan de guerra en Irak estaba en lugar destacado "minimizar las bajas civiles". Los responsables de la preparación y ejecución de la guerra, desde el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, hasta el jefe militar de la operación, el general Tom Franks, lo han advertido en numerosas ocasiones. Tras 24 días de contienda, a falta de apagar la resistencia más desorganizada, el balance de bajas civiles conocido en la segunda guerra del Golfo es de 1.254 personas.

Ésa es la última cifra que proporcionó el Gobierno iraquí el pasado 3 de abril, antes de huir. El entonces ministro de Exteriores, Naji Sabri, aseguró que los heridos eran 5.112 desde el 20 de marzo. Antes de la guerra, un informe de la ONU preveía que al menos 500.000 personas serían "seriamente heridas" por la guerra, cuyo efecto sería "devastador". También esperaban un millón de desplazados a los países vecinos y al menos dos millones dentro de Irak.

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Estas previsiones parecen haber sido pulverizadas por la precisión y rapidez del plan de guerra. Pero 1.254 muertos y 5.112 heridos no serán los números que queden para la historia. En Bagdad ya no queda nadie para actualizar esas cifras, que no incluyen, por ejemplo, a los 11 civiles muertos por dos bombas antibúnker el pasado domingo, los tres hombres tiroteados en un control de los marines el viernes o los episodios de violencia callejera posteriores.

Hay que sumar también la situación en los hospitales de todo Irak. Sólo en Bagdad, las cifras de los primeros días de combate urbano hablan de 100 ingresos cada hora. El viernes, el Comité Internacional de la Cruz Roja calificó la situación de los hospitales de "escándalo", por los saqueos y la huida del personal. Ayer se difundieron fotografías de médicos examinando cadáveres amontonados en camiones frigoríficos en Bagdad.

El caso del cámara de Tele 5 José Couso, que falleció repentinamente después de que el cirujano afirmara que había salido bien del quirófano y tenía esperanzas, ilustra el tipo de bajas que se pueden quedar fuera del recuento.

Por último, la coalición militar no ofrece cifras concretas de bajas enemigas. En Bagdad, el Ejército estadounidense habló de "unos 1.000" muertos en la primera incursión el jueves 3 de abril, otros mil en la segunda, el viernes 4, y desde entonces (siete días de combates hasta el jueves pasado, más el caos posterior) no hay nuevas cifras. En total, EE UU afirma que al menos 2.320 personas murieron sólo durante la toma de Bagdad. El Pentágono los cuenta como combatientes, pero en un Ejército desarrapado como el que defendía Bagdad esa distinción se hace difícil y añade confusión.

Esta misma semana, el capitán de la Marina Frank Thorp afirmaba en en Qatar que la coalición no puede "ver al enemigo como una tarjeta de resultados", citado por Reuters. El capitán era preguntado por qué en el parte de guerra de cada día no se incluía un capítulo de víctimas iraquíes. "Ahí fuera, en la situación de combate, el jefe de campo está centrado en cómo lo están haciendo sus tropas. No vamos a pedirle que haga un informe específico sobre las bajas enemigas". Según Thorp, permanecer en el campo de batalla para contar los muertos "consume demasiado tiempo" y es, "francamente, demasiado arriesgado".

La cifra más exacta de bajas civiles en Irak se atreve a aportarla hasta ahora una organización llamada Proyecto de Recuento de Muertos en Irak. En su base de datos, disponible en la página de Internet www.iraqbodycount.net, detallan cada uno de los incidentes en los que, a través de la prensa, se ha conocido que habían muerto civiles. La web es citada incluso por Cruz Roja Internacional como referencia. Cotejan cada suceso en varias decenas de medios, hasta establecer un mínimo y un máximo de bajas según las fuentes. El total contabilizado tras 21 días de contienda (hasta el jueves pasado) era un mínimo de 1.160 y un máximo de 1.413 civiles muertos.

Este recuento se hace siguiendo un método que el profesor Marc W. Herold, del Departamento Economía de la Universidad de New Hapshire Durham, puso en marcha para la guerra de Afganistán (octubre-noviembre 2001). En aquella ocasión, el Pentágono estimó "docenas" de bajas civiles. Herold analizó las acciones militares una por una, hizo su propio recuento y esas docenas se convirtieron en una horquilla entre 3.100 y 3.600 muertos.

Los números que publica iraqbodycount.net "son sólo muertos directos por los bombardeos", aclara Herold. "En Afganistán, entre un 15% y un 25% de la gente que ingresó en los hospitales murió", añade. "Además, no sabemos nada del oeste de Irak, ni de las otras ciudades, ¡ni siquiera de Um Qasr!", dice Herold.

En Basora, conductores de ambulancias citados por Reuters afirman haber transportado entre 1.000 y 2.000 cadáveres en estas tres semanas. Contando los muertos directos, más los heridos, más los muertos por las carencias médicas y alimenticias tras la guerra, más las consecuencias de las minas y de las bombas que quedan sin explotar, la cifra, que, nunca será definitiva, llegará "hasta las 14.000 personas", según Herold.

Dos iraquíes, junto a una camilla en la que yace el cadáver de un compatriota muerto en Bagdad.
Dos iraquíes, junto a una camilla en la que yace el cadáver de un compatriota muerto en Bagdad.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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