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Reportaje:

Las recetas de Mariquita Torres

Una cocinera lebrijana, de 81 años, recoge en un libro 135 platos tradicionales de su pueblo y los acompaña de sus recuerdos

Mariquita Torres es lebrijana, va camino de los 82 años, le encanta la cocina y habla por los codos. Uno de sus ocho hijos le suele rogar cuando la visita y ella se embala con la conversación: "Abrevia, mamá, abrevia". Y como Mariquita escribe lo que piensa y tal como habla, coge unas cuartillas y se lanza a escribir.

"El papel no protesta. Las lebrijanas hablamos mucho", reconoce. Y eso hizo durante dos años y medio, robándoles horas a la noche. "Tengo el orgullo de que me han dado las tres y las cuatro de la mañana en mi sala de estar escribiendo con una ilusión grandísima. A manita con mi bolígrafo, porque yo ni ordenador ni . Y no me han tocado ni un punto ni una coma", comenta pletórica.

El resultado es una obra editada por la Diputación de Sevilla, La cocina de Mariquita Torres, que recoge un total de 135 recetas tradicionales de Lebrija entre primeros platos, huevos, guisos, carnes, pescados y mariscos, postres y varios.

Sin cuchara

Pero el libro es más que una relación de recetas culinarias. Cada una de ellas va acompañada por la descripción, con su estilo fresco y directo, de sus recuerdos familiares y de la infancia, con comentarios sobre la vida cotidiana del campo, anécdotas y fotografías.

"El plato más típico de Lebrija, el que comía la gente pobre, era el ajo refrito. Era el guiso que ponían las mujeres al mediodía, ya que la comida fuerte se servía al atardecer cuando el hombre regresaba agotaíto del campo, porque se iba a trabajar con un trozo de lechuga, un pedazo de tocino y media telera de pan", recuerda la lebrijana.

Pero el más antiguo, señala, es el potaje de frijones: "Se hacía en olla de barro, que le da un gusto de maravilla. No se comía con cuchara, sino con pan, para que no entrara bareta, que entonces se le llamaba así a la diarrea".

La vida de Mariquita Torres ha sido cómoda. "Siempre he tenido cocinera, no he tenido necesidad de montar un negocio. Mi marido era farmacéutico. Pero soy mujer de muchas inquietudes y la cocina me ha gustado de siempre", aclara.

Los padres de Mariquita la llevaron a estudiar a Sevilla a la Academia Femenina. "Me dieron una educación muy democrática que yo he dado también a mis hijos", señala. Con 16 años de edad, regresó a Lebrija, donde conoció al que sería su marido, que ya no le permitió seguir estudiando.

Aficionada a los toros, al cante y el baile, fue amiga de Manuel Halcón e hizo sus pinitos teatrales: en 1937 representó en el TEU de Sevilla a la Colombina de Los intereses creados, de Jacinto Benavente. Una vocación como actriz que fue truncada por el rechazo de sus padres.

Mientras sus hijos estudiaban en Sevilla, Mariquita aprovechó para tomar unos cursos de cocina. En una ocasión, leyó en una revista médica que el índice de colesterol en la población infantil había aumentado por el cambio de alimentación y eso le preocupó. Cuando le ofrecieron dar unas clases de gastronomía para madres en un colegio de su pueblo, aceptó encantada. "Me dije: ésta es la mía, poder hablar a las lebrijanas de las cualidades de la dieta mediterránea, que se estaba perdiendo. Seguí luchando para rescatar platos olvidados de nuestra cocina".

A partir de ahí, hizo un programa para la emisora local Lebrija Televisión, y desde hace seis años tiene todos los sábados un hueco en el programa La gran evasión, que conduce Bely García en la cadena SER. El espacio se llama El rincón de Mariquita Torres.

Su despliegue mediático no se queda ahí sino que llega a la prensa escrita: Lebrija Información también difunde sus guisos y relatos. "Como disfrutaba de chiquilla cuando mi padre me llevaba, en el tiempo de la recolección de aceitunas, a comernos un ajo molinero...", arranca la primera receta.

Algunas sugerencias para la Semana Santa

- GARBANZOS CON CHOCOS. Ingredientes: 1/2 kilo de garbanzos, 1/2 kilo de chocos, 1 tomate, una cebolla, 1 pimiento verde, 1 cabeza de ajo, 1 taza de aceite, 1 cucharada de pimentón, 1 redondela de pan sentado, 3 dientes de ajo pelado, 1 cucharada de comino molido y sal. Preparación: Se ponen los garbanzos, en remojo desde la noche anterior, con los chocos en el agua; se le echa la mitad del aceite, el tomate, la cebolla, la cabeza de ajo, el pimiento y el pimentón. Cuando los garbanzos estén tiernos, se sacan las verduras, menos la cabeza de ajo. Se pasa por el pasapuré y se echa a los garbanzos. Con el aceite sobrante se fríen los ajos enteros y se echan en el vaso de la turmix junto con la redondela de pan frito, una cucharadita de comino y sal. Se echan los garbanzos y se deja hervir 10 ó 15 minutos.

- BACALAO GRATINADO. Ingredientes: 1 kilo y 1/2 de patatas, 1/2 cebolla, 1 vaso pequeño de vino, 250 gramos de bacalao, 2 cucharadas de mantequilla, 4 cucharadas de leche, 1 pastilla de caldo de carne, mayonesa. Preparación: Cocer las patatas peladas y enteras. Cuando estén tiernas se trituran. Se echa la mantequilla, la leche y la pastilla, y en una cacerola se pone al fuego y se remueve hasta conseguir un puré fino y espeso. En una fuente alargada se cubre con la mitad del puré de patatas la base. Al bacalao, después de tenerlo en agua 24 horas, se le quitan las espinas y la piel y se desmiga. Se pone una tacita de aceite en un perol. Cuando está caliente, se echa la cebolla, el bacalao y se le da unas vueltas y se agrega el vino y se deja hervir hasta que queda en el aceite. Se cubre el puré de la fuente con el bacalao y éste se cubre con el resto del puré. Se napa o se unta de mayonesa y se gratina en el horno hasta que se dore. Se presenta con triángulos de pan frito.

- TORRIJAS.

Ingredientes: 1 barra de pan de torrijas o restos de barra de viena de pan asentado, 6 huevos, 1 copa de coñac, 1 litro de leche, 1/2 kilo de miel, 1 taza de agua, aceite de oliva y 2 cucharadas de azúcar. Preparación: Se parten rodajas de pan de un dedo de grosor; se empapan en la leche azucarada y se pasan para que escurran a una fuente. Se fríe aceite de oliva, en un cuenco se baten los huevos, se pasan por ellos el pan y se fríen en el aceite bien caliente. Cuando están todas fritas, se pone la miel en un perol, con el agua a hervir. Cuando esté espumosa, se van echando las redondelas de pan poco a poco.

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