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Reportaje:

Un patrimonio que también merece rescate

Expertos en urbanismo alertan sobre la necesidad de prestar atención a las construcciones vernáculas de Andalucía

Javier Arroyo

Todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de restaurar catedrales, iglesias y otros edificios monumentales respetando en la mayor medida posible su singularidad, sus materiales y sus modos de construcción. Sin embargo, el acuerdo no es tan unánime en lo referente a ese otro patrimonio, mucho más humilde, pero con una función quizá incluso más importante: la de ser habitado.

En esta categoría, en la que se incluyen las viviendas autóctonas andaluzas como las casas patios, los cortijos, las corralas de vecinos, etcétera. El descuido a la hora de restaurar ha sido grande en las últimas décadas, lo que en ocasiones ha propiciado la degradación de este tipo de viviendas. Cada vez son más quienes urgen a la Administración a preocuparse por esta arquitectura y evitar que, en pocos años, no quede ningún resto de ella.

El interés por la ecología ha ayudado a valorar las viviendas hechas a escala humana

Los aires de modernidad obligatorios han llevado en ocasiones a masacrar los fundamentos básicos de la arquitectura popular. En esta masacre restauradora, no son pocos los casos en los que vigas de madera o muros de piedra han sido sustituidos por hierros y hormigón. Más modernos, sí, pero no necesariamente más funcionales. Esa es, al menos, la opinión de los especialistas que han participado esta semana en Granada en una jornadas denominadas La arquitectura popular y su recuperación. La restauración del otro patrimonio arquitectónico, organizadas por el Forum Unesco de la Universidad y Patrimonio.

Según Fabián García Carrillo, organizador de las jornadas, "en estos tiempos" en los que la rentabilidad lo condiciona todo, parece no tener cabida preocuparse por esta arquitectura popular, a pesar de que, según expone, "ha desarrollado a lo largo del tiempo una sabiduría milenaria, asentada en ideas, formas, funciones materias y tecnologías que han permitido a sus realizadores crear edificios para vivir, trabajar o relacionarse en armonía con su medio físico".

Desgraciadamente, considera García Carrillo, parece que todos nos hemos acostumbrado a ver cómo esta arquitectura va desapareciendo poco a poco, de manera casi insensible. La intención de los expertos que participaron durante esta semanas en las sesiones en Granada es, justamente, invertir esa peligrosa tendencia.

García Carrillo es optimista y considera que la sociedad, gracias al resurgir económico y al aumento del interés por el turismo interior y la ecología, está volviendo la vista a esta arquitectura, a este modelo de viviendas a escala humana.

Se trata de hogares, como las casas que caracterizan los pueblos de la comarca de la Alpujarra granadina y almeriense, construidas con madera de los castaños del lugar, y con piedras y otros materiales, como la launa, de la zona, es decir, que relacionan de algún modo a los vecinos con su hábitat. Otro valor añadido, y fundamental, explica García Carrillo, es que estas maderas, morteros de cal y piedras han demostrado ser capaces de resistir imperturbables al calor, al agua y al viento decenas y decenas de años, a veces más de cien años.

Durante décadas, tanto los nuevos habitantes de estas casas, heredadas de padres y abuelos, como los técnicos encargados de su rehabilitación, no han querido, o no han podido, apreciar las características especiales con que estaban construidas, y han tirado por la calle de en medio, renovando estas casas con materiales espurios y técnicas ajenas a la arquitectura vernácula de cada zona.

Antonio Almagro, director del Centro de Estudios Árabes, en Granada, cree que la culpa de esta tendencia restauradora escasamente respetuosa con la tradición recae tanto sobre la falta de preparación de los técnicos, que a veces desconocen las propiedades de los materiales tradicionales, como de los propietarios, que ansiosos de modernizar sus viviendas a toda costa, desprecian los valores tradicionales de sus viviendas. Almagro, por cierto, ofrece una definición de la arquitectura popular muy interesante: "Es aquella realizada generalmente sin arquitecto o, al menos, sin deseo de protagonismo por el autor, desde la experiencia personal y transmitida entre generaciones".

Piedra y madera

Esta falta de interés por mantener lo que ha durado décadas y décadas y esa búsqueda a toda costa de la modernidad no ocurre, frente a lo que se pueda pensar, en todos los sitios. El respeto a la madera y la piedra en otros lugares de España se ha mantenido y se mantiene. Según explica el director del Instituto Municipal de Rehabilitación de Granada, Federico Salmerón, en Galicia, por ejemplo, las vigas de madera de la gran mayoría de las viviendas construidas con las técnicas tradicionales vernáculas sufren mucho por la humedad. "Sin embargo", continúa Salmerón, "a nadie se les ocurre sustituirlas por vigas de hierro y falsos techos. Han desarrollado un sistema para cambiar parte de esas vigas afectadas por la humedad, y las restauraciones mantienen siempre las casas como en su origen".

Los expertos son conscientes de que la rehabilitación "al modo tradicional" es a veces más cara. No es fácil encontrar especialistas y técnicos que dominen las técnicas de la madera o de la piedra. Además, como explica uno de los intervinientes en las jornadas granadinas, al albañil o al encargado de la obra le resulta más fácil encontrar vigas de hierro o cemento que buscarlas de madera. Puede que también el tiempo que duren los trabajos sea mayor, con el consiguiente incremento económico.

En cualquier caso, según los expertos merece la pena revalorizar esta arquitectura porque quienes habiten en ella notarán la diferencia. Como explica Fabián García Carrillo: "La adaptación al medio de esta arquitectura y su respuesta directa a las necesidades humanas elementales, nos hacen recuperar su memoria, redescubrirla y rescatarla del olvido para entenderla mejor y quizá, para enfrentarla a edificios que, petulantemente, hemos denominado inteligentes, pero cuya incomodidad es notoria y con una tecnología tan sofisticada como seguramente inapropiada para una vida natural y saludable".

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