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Reportaje:

De la IU moderada al cinturón de Castro

Los populares endurecen sus alusiones a Izquierda Unida, a la que antaño calificaban de "honesta"

"IU es cada vez una fuerza política más moderada". "Es una izquierda honesta". "Está haciendo una tarea inteligente". "Ha demostrado que tiene capacidad de diálogo". Tal procesión de elogios a Izquierda Unida podría llevar a engaño. Pero no: los cumplidos no parten de ninguno de sus miembros, simpatizantes o similar. Estas frases, rescatadas de las hemerotecas, brotaron de la boca de Javier Arenas, secretario general del PP, el mismo que ahora define a la coalición como una formación radical que incita a la violencia y apoya dictadores de cualquier pelaje. La clave de semejante contrasentido está en la fecha de las aseveraciones. Las primeras datan de entre 1994 y 1996, cuando Arenas y el entonces coordinador andaluz de IU, Luis Carlos Rejón, alcanzaron un pacto institucional para el gobierno del Parlamento andaluz, conocido como la pinza. Las segundas son recientes. Es decir, después de que IU se opusiera al decretazo con una huelga general, denunciara el caso Gescartera, y llamara a la movilización ciudadana contra la invasión de Irak.

Aunque hace varios años ya que la forma en la que se dirige el PP a Izquierda Unida está muy lejos de la lisonjas de la pinza -en el diario de sesiones del Parlamento es frecuente hallar alabanzas de Arenas a la "sinceridad" "brillantez" o "rigor intelectual" de Rejón-, en los últimos meses los conservadores han exhibido una enorme aspereza. La izquierda "responsable" que el PP encomiaba en la cuarta legislatura es de repente el partido de Stalin, los "comunistas nostálgicos" que se "pasean con las camisetas de Lenin y el Ché Gevara". Eso fue lo que le dijo el diputado popular Rafael Salas al portavoz de IU, Antonio Romero, en uno de los debates en la Cámara sobre la guerra. "Los comunistas representan la represión, la pobreza y la falta de libertad".

Antonio Sanz, secretario general, recurrió igualmente a la extinta Unión Soviética para rebatir a su homólogo en Izquierda Unida, Diego Valderas: "Es la cara más radical y más estalinista de IU (...) Todavía estamos esperando que IU condene los crímenes de Stalin o del dictador Fidel Castro". Junto al adjetivo comunista como sinónimo de totalitarismo y represión, el otro soporte de los ataques del PP a IU son los muertos del terrorismo de ETA. Los siguientes enunciados son también de Sanz: "Tendrá que responder del silencio cómplice de algunos dirigentes como Madrazo [Javier, coordinador de IU en el País Vasco] que justifican a Batasuna y a ETA". "Nosotros sabemos qué es enterrar a muchos compañeros, IU está muy cómodo sin sentirse amenazado por ETA". "Se sitúan al lado de los que apoyan a Sadam y de los que no condenan el terrorismo".

Los populares han ido poniendo el acento en el izquierdismo de IU como una estrategia para situar al PSOE al mismo nivel. "Lo que está haciendo", dijo en el Parlamento la presidenta del PP, Teófila Martínez, al presidente de la Junta, Manuel Chaves, "es ir del brazo de la izquierda más radical a un viaje a ninguna parte". Chaves la estaba esperando y a sacó relucir la pinza: "No quiero recordarle cuando se daban besitos en la boca con IU (...) Es una antigualla resucitar lo de la coalición social-comunista, amiga de Sadam Husein, eso no se lo cree absolutamente nadie".

Si el PP ha puesto de moda a Stalin, IU ha sacado a pasear a Franco. Si los unos rescatan de la memoria el grito de ¡comunistas! como una ofensa, los otros bucean en el vocabulario de la transición para devolverles ¡fachas! En el último pleno se produjo un intercambio de esta índole entre María José García Pelayo (PP) y Concha Caballero (IU). La popular le increpó con un ¡comunista! mientras Caballero estaba en el uso de la palabra y ésta paró su discurso y le respondió: "Sí, comunista demócrata, de toda la vida; no facha reconvertida".

Pero Martínez, la jefa de la oposición, ha sido, hasta ahora, la que ha ido más lejos. El viernes señaló lo que sigue: "Si IU estuvieran en el poder emularían a Fidel Castro, se vestirían de verde, se pondrían un cinturón y mostrarían fehacientemente su poder político autoritario con muestras como las que hace el señor Castro (...) Si los radicales a los que dan cabida el PSOE e IU gobernasen, los militantes del PP estarían en juicios igual que en Cuba".

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