La dificultad de nadar

El pasado 1 de abril me sentí denigrado por la actitud intransigente de una socorrista de las piscinas del polideportivo municipal de Lasarte-Oria. Nadador esporádico, acudí a nadar a las 19.15 del martes. La piscina es de 25 metros de longitud y tiene seis calles. Cuando llego, las dos primeras están ocupadas para unos niños que nadan bajo las órdenes de dos monitores. En las calles 3, 4, 5 y 6 nadamos 12 personas, a tres personas por calle. A los diez minutos, un nadador de mi calle se marcha y quedamos dos. A las 19.40, un chaval salta a la calle y nada dos largos. A continuación saltan otros dos chavales más. El otro nadador que estaba conmigo desiste y se marcha ante la actitud de nuestros compañeros de calle. Yo no la dejo.

Uno de los chavales me dice en euskera: "Oye, tienes que dejar la calle". Y cuando le preguntó que por qué, me responde que está reservada. Le hago ver la desproporción de que ocupen cuatro calles y sigo nadando. Pero dos largos más y la socorrista me invita a abandonar la calle. Le digo que no me gusta que hayan echado a los chavales a expulsarnos de la calle y tampoco veo bien que 18.000 vecinos usen dos calles mientras que apenas 30 chavales se beneficien de unas instalaciones mantenidas por todos los contribuyentes.

Me dice que no me altere y que las normas son así. Casualmente, puedo prescindir de nadar en mi actual calle para ocupar ahora las 1 y 2, porque los chavales que nadaban antes ya han terminado. Al parecer tengo que saber el momento en el que se van a ocupar y desocupar las calles y conocer los gustos de los nadadores para poder hacer 10 largos.

Preguntas: ¿A quién tengo que solicitar que se cambie la normativa de uso de la piscina? ¿Puedo exigir el derecho a disfrutar de unas instalaciones públicas una determinada hora?