El Rey aplaude un poema contra la guerra leído en la entrega de los Premios de Diseño
"Yo me he manifestado porque pensaba que es mi obligación como ciudadano. Manifestarme y que mi voz sea escuchada. Exactamente igual que otros muchos que se manifiestan a diario". Es la explicación de Isidro Ferrer, Premio Nacional de Diseño 2002, que ayer, terminado el acto de entrega de los galardones, presidido por el Rey, subió al estrado del Auditorio de Zaragoza donde se celebraba el acto y, tras pedir perdón, arrancó los aplausos del público con un poema de Gloria Fuertes contra la guerra. Don Juan Carlos se sumó a los que aplaudieron.
"Hay que hacer mucho y que nos parezca poco arrancar el gatillo a las armas, por ejemplo", termina el poema. En la mesa de presidencia del acto no aplaudieron el ministro de Ciencia y Tecnología, Josep Piqué, ni el alcalde de Zaragoza, José Atarés, ambos del PP. Sí lo hizo el presidente de la comunidad autónoma, el socialista Marcelino Iglesias. Una voz gritó a Ferrer desde el fondo del auditorio "maleducado", pero muchas voces del público replicaron con un "no a la guerra". Algunos asistentes con carteles contra el ataque a Irak permanecieron de pie durante el discurso del ministro Piqué.
Terminado el acto, Isidro Ferrer explicó: "Estaba nervioso, pero no podía callarme, y he visto que, como en el teatro, había comunión con la gente y que la complicidad iba creciendo a medida que avanzaba en la lectura del poema". Ferrer, que recibió el premio junto a la empresa Roca, añadió que sabía que no iba a callarse "porque ésta es una guerra injusta, que nada tiene de humanitaria".
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