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Reportaje:

Perdido en el Atlántico sur

En paredero desconocido un malagueño que daba la vuelta al mundo en un velero

Soledad Alcaide

El malagueño Isidoro Arias, de 52 años, estaba a punto de completar la vuelta al mundo en solitario que inició el 28 de octubre de 2000 en su velero, el Swann 44, desde Benalmádena (Málaga). Ya había superado los tramos más difíciles, incluido el complicado rodeo al cabo de Buena Esperanza, para tomar rumbo al norte una vez en el océano Atlántico. Allí hizo escala en Ciudad del Cabo y zarpó en dirección a la isla de Santa Elena, donde pensaba aprovisionarse de productos frescos, que se le habían terminado.

Pero desde el pasado 26 de marzo, hace dos semanas, ya no respondió a las llamadas de su hijo Mario, con el que se comunicaba a diario. Desde entonces se le da por desaparecido.

Latitud 020º 04' S - longitud 000º 08' W, a unas 300 millas de Santa Elena, fue la última posición que reportó Isidoro Arias, piloto de aviones y patrón de yate, a su único hijo a través del teléfono satélite. "Nos había enviado un mensaje electrónico muy corto, pero que entrelíneas decía mucho. Yo me preocupé y por eso le llamé", explica por teléfono Mario Arias, un estudiante de Publicidad de 24 años.

En ese correo, que aparece con fecha del 22 de marzo en la web donde se ha recogido el diario de a bordo de la aventura (www.islero.org), su padre relataba escuetamente que había pasado toda la noche tratando de arreglar el motor del barco de vela, sin descansar, con un fuerte viento que agitaba el velero, solo y con la preocupación de que si no lograba arrancar el motor no generaría electricidad y, por tanto, perdería el sistema de telecomunicaciones y quedaría incomunicado. A ello añadía: "Tengo una megaballena a mi lado, desde hace un rato, con su cría y eso no me hace gracia".

"Tras recibir ese correo, yo lo llamo. Estaba muy cansado, bastante confuso y decía cosas incoherentes", cuenta su hijo, que, preocupado, avisó al coordinador de la rueda de navegantes, Rafael del Castillo, quien en estos casos pide por radio ayuda a los barcos en la zona.

Los días siguientes Mario Arias persistió en su intento de comunicarse con su padre. Pero aunque el teléfono daba la señal, Isidoro Arias no respondió. "Mi padre tiene siempre apagado el teléfono para minimizar el gasto energético, porque es lo que más consume. Si alguien quiere comunicarse con él, lo avisa antes por correo electrónico y él fija una hora. Pero llamábamos y lo tenía encendido, aunque no lo cogía".

Al no poder contactar ni por radio, por Internet, ni tampoco por el teléfono satélite, se dio la alarma al Centro Nacional de Coordinación de Salvamento.

Además se avi-só al Reino Unido -Santa Elena es colonia británica-, a la isla de Ascensión, Namibia, Angola y Suráfrica, los países más cercanos al área donde desapareció. Ante la falta de noticias, y cumplido un plazo que les parecía más que razonable, el pasado jueves Mario Arias envió un fax al Ministerio de Asuntos Exteriores en el que pedía con urgencia el envío de un avión de reconocimiento a la zona. "Mi padre está en una situación de extenuación, cansancio y desorientación extrema y el peligro no entiende de fines de semana", dice.

Fuentes de Exteriores explicaron el pasado sábado que su competencia acaba en la comunicación a Salvamento Marítimo, que depende del Ministerio de Fomento. Un portavoz de este último indicó ayer que las autoridades de Ciudad del Cabo y Santa Elena están alertadas para coordinar las operaciones de búsqueda, hasta ahora sin éxito. "Además, aviones de las Fuerzas Armadas británicas en la zona la han sobrevolado y tampoco han tenido resultado". Sobre la opción de enviar uno español, señala: "Se había barajado, pero eso ya pertenece a Defensa". Mientras, el velero sigue perdido.

Isidoro Arias, en una foto de la web donde se ha recogido su diario de a bordo.
Isidoro Arias, en una foto de la web donde se ha recogido su diario de a bordo.

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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