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Crítica:LOGROÑO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una bronca de impresión

Nada más aparecer el segundo de la tarde, o lo que habían dejado de él, se montó la tremolina en La Ribera. Salió El Juli a recibirlo con el capote y la tremolina tornó en una bronca de impresión, de las que dejan huella. El animalito lucía unos pitones absolutamente lamentables y el presidente de la corrida no dudó un segundo en sacar el pañuelo verde para devolver aquel sucedáneo de toro de lidia a unos corrales de los que nunca debió salir. Toda la plaza, al unísono, parecía amotinada contra un presunto fraude, que ayer, en Logroño, resultó evidente para la mayoría del público, que miraba y gritaba al palco pidiendo explicaciones por lo que estaba sucediendo. El Juli ya no fue capaz de remontar el vuelo. Su primero, de borrega condición, deambulaba por el ruedo como ensimismado y el diestro madrileño se perdió en una porfía carente de interés. Con el sobrero, todo un buey sin carácter ni alma, las cosas no resultaron mejor. Joselito no entendió al toro más potable de la corrida, el primero, que tenía embestidas francas por ambos pitones. Dio un recital de enganchones con ambas manos y dista un mundo de aquel torero de sabor y dominio que un día fue. En el cuarto, al que estrelló dos veces contra las tablas de manera incomprensible dadas sus pocas fuerzas, tampoco fue capaz de templar las embestidas ni de someter a un burel que parecía trastabillarse a la salida de cada tanda. Joselito se colocó siempre fuera de cacho y despegado. César Jiménez, que tiene tomado el aire a la afición de La Rioja, es un torero en sazón. Con el tercero de la tarde, un toro que se movía sin entrega alguna, realizó una labor efectista en la que abundó el toreo a media altura. Al final de la corrida, con otro toro que andaba muy escaso de pitones, cuajó una faena en el platillo del ruedo. Empezó de rodillas y con emoción y, cuando se echó la pañosa a la izquierda, llegó el desarme. De forma sorpresiva, a partir de ese momento, César Jiménez asentó las zapatillas y dibujó los mejores naturales de la función.

Domecq / Joselito, Juli, Jiménez

Toros de Santiago Domecq, desigualmente presentados, alguno sospechoso de afeitado, mansos y descastados. 2º, devuelto por falta de trapío, sustituido por uno de Ana María Bohórquez, aborregado.Joselito: saludos tras aviso y saludos. El Juli: bronca y silencio. César Jiménez: vuelta y oreja.

Plaza de toros de La Ribera. 6 de abril.

Menos de tres cuartos de entrada.

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