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La población aumenta en el litoral vasco en detrimento de los núcleos urbanos industriales

El padrón de la costa crece un 4% desde 1986 frente al descenso generalizado en Euskadi

Mikel Ormazabal

El País Vasco ha entrado en la última década en un ciclo demográfico que los expertos denominan "reasentamiento poblacional" en zonas rurales y costeras que irá a más durante los próximos años. Este fenómeno social ha generado un aumento considerable del censo de los municipios del litoral, que han recibido un flujo de ciudadanos que hasta mediados de la década de los 80 residían en núcleos urbanos fuertemente industrializados. La treintena de localidades de la costa ha aumentado su padrón en un 4%, frente al descenso global (-2,5%) de la población en Euskadi.

La evolución de la población vasca en el periodo 1986-2001, que el Eustat ha condensado en un amplio estudio estadístico, permite concluir que en este periodo se ha obrado una reubicación demográfica en el País Vasco. El progresivo trasvase demográfico hacia la costa, sin ser espectacular, evidencia un "proceso de redistribución de la población", asegura el profesor de Sociología Urbana de la UPV Lorenzo Vicario, quien hace constar "un traslado claro hacia municipios que ofrecen una vivienda más barata o una mayor calidad de vida en contacto con la naturaleza". Jesús Rodríguez Marcos, coautor del estudio Censos de población y viviendas del Eustat, considera que a futuro "esta tendencia se mantendrá si la evolución económica no se torna muy desfavorable".

Este fenómeno se hace muy visible en el interior de Vizcaya. De los municipios con más de 5.000 habitantes, sólo ocho -Abadiño, Amorebieta, Arrigorriaga, Durango, Galdakao, Leioa, Sondika y Zalla- han visto aumentado su padrón en el periodo estudiado. Los efectos de la reestructuración industrial han repercutido considerablemente en una merma de los censos de grandes poblaciones como Sestao (pierde un 16,7% de población), Barakaldo, Portugalete, Santurtzi y Basauri, todos con una reducción superior al 10%. El Nervión y toda la cuenca fluvial han resultado los principales damnificados por una escalonada huida hacia la margen derecha y su costa.

En cambio, el saldo migratorio interno es muy positivo en la comarca de Plentzia-Mungia, tanto por su "atractivo natural" como por "la paulatina prolongación de la conurbación encabezada por Bilbao, dirigida a la ampliación de la llamada margen derecha", asegura Rodríguez Marcos. Los casos de Sopelana (crece un 51,8%), Barrika (60%), Gorliz (68,3%), Mungia (23,2%) y Bakio (41%) atestiguan el trasiego residencial hacia el litoral, inducido por "la búsqueda de pisos unifamiliares y adosados y de unas condiciones de vida alejadas de la contaminación urbana", sostiene Vicario. Este profesor añade que "no es despreciable" el número de personas que han cambiado de vivienda para afincarse en la localidad cántabra de Castro.

Zarautz y Hondarribia

En Guipúzcoa se observa de forma bastante nítida la misma dinámica: crecimiento vegetativo muy pequeño, saldo migratorio insignificante y movimientos de población de corto recorrido. De la combinación de estos factores resulta que poblaciones con más de 20.000 habitantes, como Eibar (pierde un 18,2%), Rentería (-12,4%), Tolosa (-4,1%), Lasarte-Oria (-7,5%), Andoain (-13,4%), Mondragón (-12,3%) y Pasaia (-18,3%) han sufrido las consecuencias de la excesiva ocupación del suelo y la consiguiente densificación, lo que ha provocado un evidente desplazamiento hacia la costa.

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Tras unos años de llegada masiva de personas de otras provincias para dar respuesta a la fuerte implantación industrial en estos pueblos, en la última década se ha producido una huida hacia el norte provincial. Todos los municipios de esta provincia bañados por el Cantábrico, salvo Pasaia (localidad más portuaria que costera), arrojan un saldo migratorio positivo, principalmente Zarautz y Hondarribia, cuyos censos han crecido espectacularmente, un 28,4% y un 15,3%, respectivamente. La excepción guipuzcoana es Irún, que ha sorteado felizmente la crisis por la desaparición de las aduanas y cerró el siglo pasado con un 4,7% más de población.

"La mejora de las comunicaciones, el aumento de la movilidad social -en Euskadi existen 1,4 vehículos por vivienda- y los deseos de mejorar la vivienda explican este fenómeno", sostiene Rodríguez Marcos. "El trasvase responde a razones residenciales, no viene motivado por cuestiones laborales en la mayoría de lso casos", apostilla Vicario.

El desplazamiento de población de unos municipios a otros es una de las claves demográficas del País Vasco, cuyas características ha recogido Javier San Vicente en un estudio realizado para la Confederación de Cajas de Ahorros Vasco-Navarras. En su informe, detalla que la situación demográfica vasca, no muy diferente a la de los países desarrollados, se distingue por una "alta esperanza de vida y una baja fecundidad", que está dando como resultado "un acelerado proceso de envejecimiento".

Vitoria mantiene su atracción

Álava es la única provincia vasca que ha registrado un salto de población entre 1986 y 2001. En este tiempo creció un 7% -Vizcaya y Guipúzcoa retrocedieron un 4,8% y un 2,3%, respectivamente-, hasta situarse en los 286.387 habitantes, de los cuales el 76% está censado en Vitoria, lo que refuerza el carácter monocefálico de Álava. El incremento del peso poblacional alavés se ha concentrado en la Llanada Alavesa (9%), debido a la escasa repercusión, por su reducido tamaño, que ofrecen el resto de las comarcas. No obstante, Estribaciones del Gorbea, Valles Alaveses y la Rioja Alavesa han tenido un fuerte repunte desde 1996 debido a "la subida de los precios de la vivienda en Vitoria", explica Jesús Rodríguez Marcos, del Eustat. A su juicio, también ha influido "el mayor interés de una parte de los ciudadanos por alejarse del ámbito netamente urbano y la sensible mejora de las comunicaciones" en esta provincia. La atracción que ha ejercido la Rioja Alavesa se debe, además, al "importante crecimiento económico obtenido por las explotaciones y el sector vitivinícola", apunta Rodríguez Marcos. Este hecho confirma que la población ha decidido "regresar de la ciudad al campo".

Los nuevos flujos internos de población en Euskadi, advierten los expertos, están alterando la "tradicional" distribución demográfica, hasta el punto de que "las actuales delimitaciones administrativas o comarcas se han visto superadas" por la conformación de "grandes conurbaciones" de municipios. Este proceso es más nítido alrededor de las tres capitales y de los grandes municipios vascos, cuyos límites geográficos son cada vez más "difusos". "Es lo que en algunos ámbitos se está dando en llamar la ciudad Euskadi", afirma Rodríguez Marcos.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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