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Reportaje:

Socios en una piscina municipal

El empresario hostelero Jesús Barrachina monta un gimnasio privado en una instalación deportiva pública

El empresario hostelero Jesús Barrachina ha montado un gimnasio privado en la Piscina Valencia, una instalación deportiva municipal cuya gestión le fue concedida por el Ayuntamiento en 1996. Esta concesión administrativa establece como "falta grave" el uso de la piscina "para fines distintos a los específicamente señalados en el proyecto de obra". Éste no contempla la posibilidad de dejar una calle de la piscina para los llamados socios. Éstos, pagando una matrícula de 90 euros y una mensualidad de 48, tienen, además, acceso al gimnasio ubicado en una sala del complejo, servicio cuyo uso tienen prohibido el resto de usuarios. Algunos de éstos han mostrado su sorpresa y malestar ante lo que consideran un "abuso" por parte del empresario: "¿Cómo es posible que en una piscina municipal haya una calle exclusiva para socios?".

La oposición al Ayuntamiento de Valencia, que dirige la popular Rita Barberá, considera una "flagrante irregularidad" el uso que Barrachina está haciendo de una instalación municipal. Según Victoria González, coordinadora de Esquerra Unida en Valencia, es tan "ilegal" que el empresario haya ofrecido la opción de hacerse socio como que anuncie mediante vallas publicitarias sus negocios particulares (pubs y restaurantes) en el interior del complejo, incumpliendo el contrato que le adjudica la explotación de la piscina durante 25 años a partir de 1996.

Hasta ahora, la concejalía de patrimonio del Ayuntamiento de Valencia, que fue la encargada de elaborar el pliego de condiciones para la gestión de la instalación, que incluye dos piscinas, un restaurante y varias salas anexas, no ha sancionado al empresario, quien, según fuentes de la administración, "se arriesga a una fuerte sanción e incluso a la rescisión del contrato". Este diario trató ayer, sin éxito, hablar con Barrachina. "Va a estar toda la tarde ilocalizable", contestó una empleada del restaurante Les Graelles, propiedad del empresario.

La concejalía de patrimonio le adjudicó en 1996 la gestión de la Piscina Valencia a Hosvasa, una empresa de Jesús Barrachina, después de que éste pagara la rehabilitación de la instalación, cuyo deterioro provocó que la administración tuviera que cerrar el recinto hace ya diez años por falta de higiene. Entonces, el Ayuntamiento exoneró de toda responsabilidad a la Federación de Natación Valenciana (ahora llamada Federación de Natación de la Comunidad Valenciana), la encargada del mantenimiento de la antigua piscina Vedri.

La Piscina Valencia es la única instalación deportiva municipal cuya gestión no es tutelada por la concejalía de deportes del Consistorio, que impulsó hace unos años la llamada gestión indirecta, que consiste en adjudicar la explotación de un complejo deportivo a una empresa privada. El criterio de la junta rectora de la Fundación Deportiva Municipal a la hora adjudicar concesiones administrativas, en algunos casos sin previo concurso, es criticado por la oposición. Por ejemplo, la piscina del complejo deportivo de la Petxina, cuya inauguración está prevista para septiembre u octubre de 2003, será gestionada por la Federación de Natación de la Comunidad Valenciana. "La federación", afirma Manuel Lacomba, vicepresidente de la citada entidad deportiva, "es lógico que gestione la piscina de la Petxina, pues en este complejo funcionará un centro de tecnificación de natación ".

Lacomba, por cierto, explota a través de su empresa, Esportinat, SL, la piscina municipal de Orriols y a partir de mayo el complejo de Patraix. Lacomba rechaza de plano que haya cierto favoritismo del Consistorio hacia él, como denuncia la oposición al equipo popular: "Llevo 25 años gestionando piscinas. Mi empresa está avalada por el Instituto Valenciano de Certificaciones de Calidad. Soy pionero en la gestión de piscinas. Llevo desde 1995 en La Pobla de Farnals, siete en Quart de Poblet y cuatro en Sedaví. No tengo nada que ocultar".

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