Loor a Molok
No he querido leer los detalles ni las opiniones. Prefiero vomitar lo que tan meritoria acción me sugiere. Cuestión de terapia. El resto se lo dejo a los sesudos comentaristas políticos y militares, mucho mejor preparados -y no es coña- que un ingenuo ciudadano cuyo único mérito es haber ido a la mani -como otros tropecientos mil- y discrepar incivilizadamente.
El día 19 me acosté antes de las 10 y el día 20 el gran titular rezaba: Bush invade Irak. Como suele decirse, estaba cantado. Tanta historia con la segunda resolución... Al pobre Blitt se le ha quedado cara de g... Cuidado con la depresión, querido amigo.
Lo siento por Hollywood. No sólo por lo deslucida que ha quedado la ceremonia de entrega de los Oscars sino porque ya no necesitamos más versiones de la Guerra de las Galaxias de Georges Lucas. Otro George se ha pasado por el forro al Senado de la República (léase la ONU) con el "apoyo" de 30 o 45 países (según versiones) lo cual es, a todas luces, una mayoría abrumadora. Y, por supuesto, con el apoyo -real, contundente y coherente- de un Tony Blair a quien los cielos acojan, de un nuevo líder mundial al que le urge el diván, el valiente José Mª Aznar, que sólo enviará algunas unidades con carácter humanitario (no está el horno para más bollos) y del ínclito Cavallieri que, puestos a ahorrar, ha declinado el envío de tropas italianas. Menudo papelón el de todos ellos.
Por fin el Jedi Bush entra en acción. Papá estará contento. Unos cuantos misiles para "ablandar" -bonito eufemismo- a Sadam Lucifer y luego... a la rica invasión que la vida son cuatro días y tres y medio laborables. Pienso, pienso y cuanto más pienso, más siniestro me parece todo este asunto. S'et farà aigüa el cervell de tant de pensar, me solían decir. Pero no, al cerebro no le pasa nada pero los niveles de bilirubina suben que da gusto.
Porque, vamos a ver. Si nuestro presidente imperial quiere "recomponer" el puzzle de Oriente próximo (por aquello de la seguridad energética) y cree que está jugando al ajedrez, minusvalora el reguero de pólvora del islamismo (sea como países o a título particular con el cinturón prêt-à-porter cargadito de explosivos ). La Guerra será (quizá) corta pero la posguerra... Muertos -que serán mártires- y refugiados son un excelente caldo de cultivo para peligrosos terroristas que -por si fuera poco- tienen la fuerza moral que da haber sido invadidos desde la más absoluta impunidad e ilegalidad. Hasta el Vaticano -y la diplomacia vaticana es de gran solvencia- ha hecho a Bush responsable ante Dios y ante la historia de lo que pueda suceder. Vaya tela.
Ignoro la respuesta de la Liga Árabe, de los grupos extremistas, de los que nada tienen que perder, de China, Rusia y de algunos ex aliados europeos, pero medio ahogarse con una galleta -lástima- no es nada comparable con meter la mano en semejante avispero. Que Alá te conserve la vista. Además, a partir de ahora la "gestión" de los asuntos internacionales se va a convertir en materia especialmente compleja y turbia. Los anti-globalización igual pueden tomarse un respiro. De momento hay un G-2 (o G-4 si Silvio y Jose Mari se ponen pesados), pero eso del G-9 va a estar crudo.
Especialmente dolorosa resulta la supuesta "peligrosidad" de Sadam Husein para la paz mundial. Hitler, Mussolini, Stalin (¿por qué no habla Jose Mari de Franco?), y otros seres abominables son, al parecer, simples aprendices del diablo hecho hombre. Que el Imperio tenga todo tipo de armas convencionales, nucleares, químicas y bacteriológicas es bueno para la humanidad porque el Gran Hermano siempre velará por nosotros. Pero que Sadam haya seguido jugando a armarse de hurtadillas después de la aventurilla de Kuwait... Faltaría más. Vale, y ahora que nos pasen una de indios con John Wayne, please.
Yo del secretario general de la ONU le pedía a Henry Kissinger su libreta azul -modelo Aznar- y enviaba, con mandato de la ONU, todas las tropas de la OTAN no implicadas en el conflicto (incluidas las españolas e italianas y, si no, haberse mojado) a derrocar a todos los dictadorzuelos esparcidos por el universo mundo con el apoyo, en muchos casos, de los USA. Con Ariel Sharon lo tiene un poco más crudo porque estos demócratas de Israel, para los que incumplir las resoluciones de la ONU y masacrar a los palestinos es un deporte nacional, tienen un ejército que echa para atrás.
Otra de las grandes ventajas de la iniciativa del amigo americano es que ha dejado a la vieja Europa hecha unos zorros justo cuando se planteaba la ampliación. Por muy buen oficio que le echen los diplomáticos, las próximas cumbres van a estar moviditas. Monsieur Chirac pondrá su mejor voluntad en ello y va a hacer falta un contenedor king-size de Super-Glue, para reconstruir en plan mosaico los añicos de eso que se llamaba la Unión Europea. Me he dejado en el despacho la bola quiromántica y no me atrevo a aventurar cómo irá la economía del mundo mundial. Solbes no parece muy tranquilo y es de los que se sabe la lección. Desde luego pensar que nos (se) repartimos (ten) el petróleo de Irak, ponemos (en) un gobierno títere y aquí no ha pasado nada parece un pelín simplista.
Bueno, pues ya me dirán Vds. dónde está la gracia de todo este asunto. Yo no se la encuentro por ningún sitio. Complicar la vida a la humanidad (la mitad hambrientos) sin pedir permiso por aquello de ponerse la medalla de salvapatrias me parece triste e irracional. Ojalá sea éste el canto del cisne del dichoso imperio americano. Confiemos en que las generaciones futuras tengan más suerte con la potencia mundial que les toque.
Recuerdo que en los tebeos de mi infancia los bárbaros -creo que eran vikingos- vitoreaban un "Loor a Molok" que debía ser algún dios de la guerra. Pues que le den morcilla malagueña a Molok y que la fuerza -de la razón- nos acompañe.
Josep Sorribes es profesor de Economía Regional y Urbana de la Universidad de Valencia.
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