"El PP corre el riesgo de perder el espacio del centro"
José Miguel Bravo de Laguna, de 58 años, lleva dos legislaturas como presidente del Parlamento de Canarias y anuncia su retirada de la vida pública, fundamentalmente porque, asegura, éste PP de los últimos meses "ha abandonado sus posiciones de centro". En Canarias, mantiene fuertes discrepancias con su sucesor al frente del partido, José Manuel Soria.
Bajo la presidencia de Bravo de Laguna, el PP en el archipiélago canario obtuvo 18 diputados en 1995, y negoció un pacto de Gobierno autonómico con Coalición Canaria. En 1999, obtuvo "el mayor respaldo popular a una candidatura electoral por Gran Canaria", pero una fuerte crisis abierta en el PP de Tenerife restó tres diputados en esa isla, en El Hierro y Lanzarote. Dimitió como presidente de los populares, pero aceptó volver a presidir el Parlamento canario. Desde esa atalaya, en sintonía con los diputados populares Tomás van de Walle y Lorenzo Suárez, ha protagonizado varios episodios de indisciplina respecto de las directrices marcadas por la nueva dirección regional del partido. Ahora, Bravo se ha adelantado a anunciar que se retira de la política, antes de comprobar que Soria no contaría con él para ninguna candidatura.
"Muchos altos cargos del PP" no expresan su verdadera opinión "por la cercanía de las elecciones"
Bravo de Laguna fue el único diputado del PP que apoyó una resolución de Coalición Canaria presentada en la cámara unos días antes del inicio de la guerra y en la que se abogaba por el respeto a la legalidad internacional y la necesidad de recurrir a la ONU como máxima instancia en una crisis como esta. Entonces aludió a un error en su votación, pero ayer matizó que "no era contra el PP, ni contra el Gobierno de José María Aznar, y lo que hice fue en conciencia".
"Ahora sigo opinando igual que entonces", comentó ayer a este periódico, "porque creo en conciencia lo mismo que cuando voté. Me temía las consecuencias y el balance no puede ser peor". El presidente del Parlamento canario se lamenta de haber tenido razón. "Ahora estamos ante una guerra de más larga duración" de la prevista, y dibuja un panorama "de consecuencias impredecibles: la ONU debilitada, un movimiento islamista radical creciente y una España cada día más débil ante el eje comunitario europeo franco-alemán".
Bravo de Laguna alude a "razones de conciencia" para expresar su "separación" de los actuales postulados del PP. "No comparto lo que deciden los actuales órganos de dirección del partido", una opinión que, según intuye "también tienen muchos militantes y altos cargos del PP" que ahora no expresan "por la cercanía de las elecciones o por un sentido de la disciplina que respeto", aunque no comparte.
Preguntado porqué continúa en esta formación política cuando sus discrepancias son tan profundas, Bravo contesta que su compromiso "no es con el PP, sino con los electores y la institución que represento". También estima que las decisiones del Gobierno "van a perjudicar" los resultados electorales del PP en mayo, aunque desconoce hasta qué punto. Lo cree porque, "Aznar arrastra consigo a todo el PP", donde la mayoría de sus militantes "se han encerrado excesivamente en la misma posición" que su líder.
Bravo insiste en que "el PP corre el riesgo de perder el espacio de centro, que es en donde, realmente, se disputa la batalla electoral. Si nosotros abandonamos ese lugar, lo ocuparán otros", afirma. A su juicio, "el PP estaba llamado a ser el sucesor de la UCD de talante liberal, moderado, progresista, equilibrado". Estos principios han sido, según él, "totalmente abandonados" por la actual dirección nacional del PP.
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