El último reto del genio
Jordan, ansioso por meter a los Wizards en 'play off', carga contra sus compañeros
Ahora no se trata de ganar ningún título, ni de batir ningún récord. Para Michael Jordan conseguir clasificar para los play off al Washington Wizards significaría tanto como un séptimo anillo. En esa tarea pone todo su esfuerzo la gran estrella que en apenas 24 horas, y con 40 años, es capaz de estar en pista durante 85 minutos para que su equipo sume dos victorias. No hay nada que más le motive que el pesimismo, que nadie apueste un centavo por él, que la opinión generalizada sea que su franquicia no va a estar presente en las eliminatorias finales. Ahí pone de manifiesto su rebeldía, su competitividad, su fuerza mental. Eso le elevaría, otra vez, a los cielos, de nuevo el Jordan redentor.
Algunos que presumen de conocerle aseguran que construyó un equipo desequilibrado a propósito, para que en el supuesto de lograr la proeza de clasificar a los Wizards para los play off, su hazaña se glorifique todavía más. Como buen amante del juego, cuanto más arriesgada es la apuesta, más se valorará la ganancia.
Es el deseo de Jordan y de toda su cohorte seguidores. Es la gran incógnita que queda por despejar en las dos semanas que restan de liga regular. Todo lo que queda pendiente por decidir hasta el 16 de abril parece haber perdido relevancia. El deseo de ver al mejor jugador de la historia disputar una eliminatoria sería el final feliz de un guión que ya parecía concluso en 1998. Muchos de los que criticaron su regreso a las pistas alegaron que su carrera tenía el epitafio perfecto tras su último lanzamiento en la final ante el Utah Jazz. Jordan ya ha declarado que la verdadera guinda del pastel está en juego en estos días.
Críticas a sus compañeros
A falta de quince días para que concluya el periplo de 82 partidos, los Wizards luchan con el Milwaukee Bucks y el New York Knicks por la octava plaza de la conferencia Oeste, la última que permite disputar los play off. En esta aventura, Michael Jordan ha reconocido que no se siente acompañado: "Es muy decepcionante que un jugador de 40 años tenga más deseo que gente de 23 o 24". La estrella no está nada satisfecha con el rendimiento de sus compañeros en los últimos partidos y no se ha cortado un pelo en sus acusaciones. "Tengo 40 años, juego 45 minutos por partido, estoy lesionado. Estos partidos significan mucho para mí. Así que voy a hacer todo lo que esté en mi mano para ganar estos encuentros; es fácil decir ya habrá ocasión el próximo año, pero en mi caso no es así", afirma.
Jordan finalizó el mes de febrero con una media de más de 27 puntos por partido. Se convirtió en el primer jugador de 40 años en anotar más de 40 puntos en un partido. Fue elegido mejor jugador de su conferencia hace cuatro semanas. Pero para un equipo tan limitado no es suficiente. La otra estrella de los Wizards, Jerry Stackhouse, no ha sido el compañero capaz de echarse el equipo a la espalda cuando el jefe no ha tenido su día. No han conectado en la pista, mientras uno quería correr, el otro quería un ritmo pausado.
Antes de subir de nuevo a los despachos, Jordan quiere que Stackhouse tome el testigo. Es la misma tarea que ya hizo con Scottie Pippen. Cuando eran compañeros en Chicago, Jordan se encargó de que Pippen aprendiera a liderar un equipo. Cuando en los entrenamientos se dividían en equipos, la superestrella se quedaba con los cuatro peores de la plantilla y su escudero tenía que lidiar con la tarea de guiar al resto de titulares. Ahora trata de hacer lo mismo: "Tenemos jugadores de talento. Si piensan que yo voy a meter 50 puntos, están muy equivocados. Que no esperen que me ponga una S en el pecho. Aquí nadie hace nada pero después piden muchos dólares".
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