Desde la piel a la luz natural
El estudio de arquitectura SAS da estos días el visto bueno a una de sus últimas aportaciones, una vivienda unifamiliar en Gorraiz (Navarra) excelente muestra de los intereses de Toni Vaíllo i Daniel, quien fundó la firma con Juan Luis Irigaray en septiembre de 1997. Esta casa es uno de los trabajos que presentó el pasado jueves en la delegación vizcaína del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro (COAVN), dentro de un recorrido por algunos de los campos en los que gusta de investigar cuando emprende un proyecto.
Para empezar, los lugares, el contexto. Y qué mejor que la vivienda de Gorraiz para mostrar las preocupaciones de Vaíllo. Una mirada rápida alrededor de la parcela donde se iba a levantar permite al experto y al profano obtener una idea de los compañeros de viaje del nuevo edificio. Construcciones para todos los (malos) gustos dominando en más de un 90% el entorno del campo de golf de Gorraiz.
¿Cómo se interviene en un lugar así? Vaíllo opta por el camuflaje, la ironía, la discreción inteligente. Su propuesta juega con la capacidad envolvente de la imagen de un bosque de bambú aumentada al máximo. Estas fotografías van estampadas en placas de vidrio que hacen de piel a las fachadas. La casa se convierte en un elemento vivo y dinámico: si se la contempla de lejos aparece disimulada en un bosque de bambú; a media distancia resalta la textura que le dan los píxeles ampliados, hasta parecer una serie de cortinas; de cerca, se convierte en un espejo que refleja (rechaza con fina ironía) el paisaje urbano circundante.
La casa tiene una cubierta invertida, otro guiño a la pomposidad caótica de los tejados vecinos, cada cual de un material diferente, en una competencia que tiene su delirio en las chimeneas. La cubierta da a un patio central, como un impluvium romano, que reparte luz a la estancia principal. En su interior, la distribución es sencilla y acogedora, con un sótano iluminado desde el patio y una biblioteca en la planta superior.
Si en este caso había una voluntad de camuflaje, en la otra vivienda unifamiliar que acaba de construir SAS en las afueras de Pamplona se juega con la práctica desaparición del edificio tras la tapia y una fachada de piedra aparentemente hermética. La realidad es mucho más compleja: desde una inversión del orden tradicional de materiales, con toda una planta baja en madera y vidrio que sostiene una segunda de piedra, hasta la introducción, como en la otra casa, del diálogo exterior-interior, y la búsqueda de nuevas fuentes de luz natural.
La luz, otro de los intereses de Vaíllo. Sólo hace falta entrar en la sede del estudio, premio COAVN 1999 de interiorismo, para descubrir su voluntad de aprovechar al máximo la luz natural. Se puede ver, sin ir más lejos, en la ampliación al pabellón D del Hospital Público de Navarra. Aquí, una aparentemente hermética y anónima fachada de aluminio ofrece un interior con unas fugas infinitas que abren las plantas del edificio al exterior. De tal modo que parece que en lugar de en un hospital en el centro de la ciudad, el paciente se encuentra en un alojamiento ajeno a la práctica médica, sensación que acentúa el revestimiento con madera de haya de las paredes de las habitaciones.
APUNTE
La ironía que se desprende del proyecto de Gorraiz también forma parte de otros trabajos de Vaíllo, hasta la propia sede del estudio de arquitectura SAS. Aquí, la fachada de cristal aparece cubierta de palabras que corresponden a la memoria del proyecto. Pero, claro, cuando uno lee el texto ya no ve lo que hay en el interior.
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