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Peleas en la Central Lechera

La futura sucesión del presidente enfrenta a directivos y ganaderos

Central Lechera Asturiana (CLAS) está en pie de guerra. La pelea por la sucesión del presidente Jesús Sáenz de Miera en el primer grupo lácteo español ha provocado la división entre directivos y ganaderos de la cooperativa. Las primeras consecuencias han sido la dimisión del vicepresidente, Jesús Fernández, y la destitución del director general, José Luis Antuña. Pedro Astals se ha consolidado como hombre fuerte. La batalla sólo acaba de comenzar.

Oposición en medios ganaderos a que el grupo francés Bongrain pueda acceder a la mayoría en Corporación Alimentaria Peñasanta

Una parte de los más de 8.000 cooperativistas temen que el grupo francés Bongrain, segundo accionista de la sociedad, pueda tomar una posición mayoritaria en Central Lechera Asturiana. También se rechaza la posibilidad de que el actual consejero delegado, Pedro Astals, a quien consideran un hombre de los franceses, pueda convertirse en el nuevo presidente tras la jubilación a final de año de Jesús Sáenz de Miera.

CLAS es, probablemente, el grupo cooperativo español que ha experimentado en la última década una mayor transformación para adaptar sus estructuras a nuevos negocios. Este cambio se hizo liderado por Pedro Astals, un gerente experimentado en el sector agroalimentario, con el soporte de grupos catalanes y en compañía del todavía presidente histórico del grupo cooperativo Sáenz de Miera, que en esta última etapa se habría limitado a ser un observador de la situación.

Astals llegó a CLAS envuelto en la polémica. Hasta la fecha, no solamente mantiene la misma identificación accionarial, sino que ha dado lugar a diferentes enfrentamientos en el seno de la sociedad. Se le sigue viendo además como un hombre ajeno a la empresa y al Principado en una empresa emblemática para la región y clave en el empleo.

En ese proceso de cambio de la cooperativa pilotado por Astals, se procedió en 1997 a la transformación de la misma en la Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA), de la que CLAS tiene una mayoría del 56,6%, pero donde los franceses de Bongrain se mantienen en una segunda posición, con el 27%, tras haber llegado a controlar el 33%. Bongrain es hoy el grupo de referencia en España en el queso fresco, con Mantequerías Arias, y tras la reciente compra de Angulo.

A Pedro Astals se le reconoce una capacidad para la gestión, así como para diseñar estrategias, algunas arriesgadas, de crecimiento, pero también muy pocas aptitudes para la negociación. Fruto de esa política ha sido el incremento de la facturación del nuevo grupo, donde la cooperativa es solamente una parte, y también el aumento de problemas internos que, en 2001, culminaron con una huelga general en el propio grupo y que podría repetirse en los próximos meses.

Expansión y endeudamiento

La política de expansión del nuevo grupo supuso en los últimos años inversiones de unos 120 millones de euros para mejorar las plantas de Vidreres (Girona) y Outeiro de Rei (Lugo), así como para construir almacenes, nuevas plantas de yogures y de quesos. Para el desarrollo de esta política, el nuevo grupo se vio abocado, además de al endeudamiento, a una ampliación de capital que con mucho esfuerzo se cerró en 1999, lo que supuso aumentar la presencia de Caja Rural y Caja de Asturias.La necesidad de apoyar a la casi primera industria del Principado hizo que, al final, entrasen a la fuerza en el accionariado entidades financieras regionales, superando fuertes recelos al proyecto de Astals. El endeudamiento del grupo supuso, además, que en 2001 se ampliara un crédito sindicado de 42 millones de euros que, según el consejero delegado, en la actualidad se ha reducido a unos 30 millones de euros.

Con todo este pasado cargado de fricciones, el grupo lácteo asturiano se halla en este momento envuelto en la polémica a pesar de haber aumentado la facturación hasta los 720 millones de euros en 2002 y obtener unos beneficios netos de 12 millones de euros, según fuentes de la empresa. Por un lado, se acerca la junta general que se debe celebrar en la primera quincena de abril. Por otra parte, está abierta la batalla por la sucesión en la presidencia para finales de año. Gana fuerza la postura de que el presidente de CLAS sea un asturiano, y no faltan candidatos de peso.

Tras el largo mandato de un histórico sindicalista como Jesús Sáenz de Miera, hoy con más de 80 años, pero con el poder en manos del actual consejero delegado, los casi 8.000 cooperativistas de Central Lechera Asturiana se hallan metidos en el debate del cambio. Hay una parte de los ganaderos ligados a la gestión oficial y parece que el consejero delegado tiene atada una mayoría de votos de compromisarios para la próxima junta general. Sin embargo, crece la fuerza de quienes rechazan la gestión del actual equipo, a quien acusan de irregularidades en las cuentas del grupo y amenazan con llevar a los tribunales. CLAS es una de las empresas que figura entre las industrias lácteas que adquirían más leche negra a primeros compradores, un asunto hoy ante la Audiencia Nacional. Los gestores del grupo han rechazado las acusaciones.

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