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Análisis:LAS OPCIONES | GUERRA EN IRAK | Análisis militar
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Nuevas dificultades: dos estrategias

Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos se enfrentan ahora a una serie de díficiles cálculos en sus esfuerzos por derrocar a Sadam Husein y su Gobierno.

Una forma de lograr ese objetivo es intentar un avance rápido hacia Bagdad, destruir las tropas de la Guardia Republicana que defienden la entrada a la capital y luego ganar la lucha dentro de la ciudad. Una vez que Husein haya sido depuesto, los fedayin y otros paramilitares, que han estado atacando a la coalición en su avance, se encontrarían desconectados de su principal fuente de poder.

Desde esta perspectiva, las fuerzas paramilitares serían derrotadas por la coalición o destruidas por los musulmanes shiíes, ansiosos por actuar después de décadas de represión. Un nuevo orden se establecería en Irak desde dentro.

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Pero hay otra posible aproximación, una que los comandantes indicaron esta semana: demorar el avance sobre Bagdad y centrarse en cambio en tomar las ciudades del sur. Eso facilitaría el aprovisionamiento de las líneas del norte y podría animar a los shiíes en el sur a actuar. Además, se podría sacar ventaja de la demora trayendo tropas adicionales desde EE UU, como la 4ª División de Infantería.

Las fuerzas de la coalición podrían también empezar la provisión de comida y ayuda médica de Basora y otras ciudades del sur, proporcionando a los bagdadíes un incentivo para cooperar con los estadounidenses. Un nuevo Irak podría ser creado desde dentro.

Mientras los planificadores ponderan la fase más crucial de la guerra, es probable que surja un híbrido de estas dos aproximaciones, una especie de tercera vía estratégica que permita a la coalición mantener su foco estratégico en Bagdad.

Hay varias razones que han forzado a la coalición a readaptar su estrategia y que mantienen aún poco claros los pasos de los comandantes. Primero, la Administración de Bush malinterpretó a los iraquíes. Funcionarios del Departamento de Defensa advirtieron durante meses de que Husein haría su resistencia final en Bagdad, pero que trataría de retrasar el avance estadounidense hacia la capital destruyendo las infraestructuras en el sur. Desde esta perspectiva, las autoridades iraquíes podrían también desviar alimentos y así la coalición tendría que hacerse cargo de los civiles.

Pero Husein tenía otro plan en mente. Su estrategia, por lo menos por un tiempo, fue mantener la mayoría de la infraestructura intacta, abastecer a las ciudades con alimentos y mostrarse como un defensor de la nación iraquí. Para atacar a cualquier rebelión en el sur y reforzar la lealtad envió a los fedayin. Las fuerzas paramilitares también usaron las ciudades como bases para oponerse a los estadounidenses. El objetivo, parece claro, fue sacar el viento a las velas estadounidenses.

El Pentágono entendió desde el principio que las fuerzas de Husein optarían por una defensa urbana. Lo que el Pentágono no entendió fue que los iraquíes planearon expandir su estrategia para incluir Nasiriya, Nayaf, Samaua y otras ciudades en el sur.

Otra razón por la que la guerra en Irak ha sido tan irritante para los mandos estadounidenses es que el Pentágono no encontró una fuerza abrumadora para empezar la campaña. Las fuerzas actuales son menos de la mitad de aquellas que pelearon en la guerra del Golfo en 1991.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y sus ayudantes insisten en que el tamaño de las fuerzas ya no es una medida de su capacidad. Formaciones relativamente pequeñas pueden ser fuerzas poderosas como resultado de los mejores sistemas en el terreno y el amplio arsenal de bombas de precisión.

Pero los aviones no conquistan territorios. Esperar más divisiones no es una opción atractiva para una fuerza que se encuentra en una ofensiva y quiere mantener la iniciativa. Los comandantes aliados pueden intentar reducir el problema de los fedayin en las ciudades del sur mientras avanzan hacia Bagdad, resignándose a una guerra con múltiples frentes.

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