Un país con Internet censurado
"Su acceso ha sido denegado. Consulte con su proveedor de Internet". El aviso pone en evidencia al usuario que ha intentado entrar en uno de los muchos sitios prohibidos: las páginas de cualquier grupo de la oposición, de Google o simplemente una cuenta de correo personal que no esté registrada con una de las dos empresas autorizadas.
Esto es Irak y en consonancia con la falta de libertades que caracteriza el país tampoco están permitidos los chats ni los juegos en línea. Bagdad ha perdido de antemano la guerra en la Red.
Los letreros lo advierten claramente en cualquiera de la treintena de centros de Internet distribuidos por Bagdad y que a pesar de estar redactados en árabe utilizan la palabra inglesa freemail para referirse al correo electrónico gratuito. Como si el peligro estuviera en el free, gratuito, pero también libre, una palabra que encaja mal con el sistema de control centralizado del régimen. Allí, en silencio, y con un cierto aire de solemnidad que contrasta con el ambiente informal en los cafenets de cualquier otro lugar del mundo, unos pocos iraquíes mantienen contacto con el mundo.
"Vengo a ver mi correo y a enviar un mensaje a mi primo que vive en Estados Unidos", cuenta Ahmed, en el centro de Internet de la calle Saadún. El acceso es lento y el sistema se cae con frecuencia, pero los iraquíes, que no conocen las líneas ADSL, se muestran pacientes. La parroquia es sobre todo masculina. Hombres jóvenes, entre 25 y 35 años. Sólo en el centro de la calle Veintiocho de Abril, he visto de vez en cuando a alguna mujer. Tal vez ayude a que en uno de los turnos, hay una como encargada.
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