Personas no gratas
Creo representar un sentimiento extendido si sugiero al consistorio barcelonés la posibilidad de que, en el próximo pleno del Ayuntamiento, se considere declarar personas no gratas a los dirigentes políticos más visibles de este ataque no justificado de Irak: Bush, Blair y Aznar. Las razones se acumulan, pero he ahí unas cuantas: es difícil recordar en la historia reciente un cúmulo de falsedades e inexactitudes mayor que el que los ciudadanos hemos sorportado en estos meses de ignominia. Barcelona, que fue una de las primeras ciudades europeas en las que la población civil sufrió bombardeos indiscriminados, es sin duda especialmente sensible a los ataques bélicos a una población que no es responsable de nada. La intervención española no es sólo humanitaria, sino que tiene aristas netamente militares Seres humanos como los citados, con alma, cuerpo y manos no limpias de sangre, no serán ni deberían ser bien recibidos en una ciudad antibelicista que, como muchas otras, es amante de la paz, de la libertad real y de la justicia.
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