Profesores de Granada ponen en marcha un plan para buscar "genios deportivos"
El equipo ha hecho 4.000 entrevistas a jóvenes de entre 13 y 17 años
Ángel Gutiérrez, profesor de Fisiología del Ejercicio de la Universidad de Granada, y otras 15 personas de su equipo, han desarrollado un programa científico para conseguir "identificar, detectar y seleccionar" a los futuros deportistas de élite andaluces y de otras cuatro comunidades. En los últimos meses, los responsables del proyecto han realizado 4.000 pruebas en Andalucía a jóvenes de 13 a 17 años elegidos aletoriamente.
¿Escogería usted como fichaje estelar para su equipo de fútbol a un deportista que no es el más rápido, ni el más fuerte, ni el más alto?. Piénseselo un segundo. Puede perder una oportunidad de oro. Si responde que no, acaba usted de perder para su equipo a Raúl González, el jugador del Real Madrid. "Raúl no es el mejor en cada parcela pero sí en la generalidad, entre otros motivos, porque, en esto sí puede que sea el más listo o el más intuitivo", señala Ángel Gutiérrez.
Con este ejemplo se puede entender la clave del programa para detectar a los futuros deportistas de élite andaluces que, a partir de criterios científicos, permite determinar con exactitud numerosas capacidades deportivas, así como la disposición mental e intelectual de los jóvenes.
Con estos datos bien depurados se puede orientar a los jóvenes voluntarios a practicar un deporte en el que, casi con toda seguridad, afirma Gutiérrez, podrán triunfar. El proyecto está financiado por el Consejo Superior de Deportes de modo global y por la Universidad granadina y la Junta de Andalucía para los deportistas de la comunidad.
Capacidades atléticas aparte, lo primero que necesita el deportista es tener la voluntad de triunfar y constancia. De aquí se deriva, explica Gutiérrez, que los tests psicológicos y de personalidad sean una pieza fundamental en nuestro trabajo.
Los responsables del proyecto han realizado en los últimos meses 4.000 pruebas en Andalucía entre jóvenes de 13 a 17 años escogidos aleatoriamente. En cada aula de los colegios andaluces hay una media de dos o tres jóvenes que tienen habilidades motrices suficientemente buenas como para sobresalir deportivamente. Pero no basta con haber nacido con ellas. Hay que poder y querer.
Conseguir que un deportista llegue a la élite puede requerir 10 años. Una década de entrenamiento, trabajo duro y recompensas sólo esporádicas. La gloria llega, si llega, después de todo eso. Por eso, al final, muy pocos la alcanzan.
Para destacar en un deporte es necesario tener unas "habilidades motrices generales" (fuerza, velocidad y resistencia) superiores al 95% de la población. Para saber cómo está la población joven actual en este ámbito, el equipo dispone de una estadística con datos de 4.000 jóvenes de 3 a 17 años en colegios e institutos. A estos chavales se le han calibrado hasta nueve parámetros de su motricidad general y, de ahí, ha salido una tabla por género y edad que sirve para determinar la media. Si un chico supera en alguno de esos valores el percentil del 95%, ya ha comenzado su camino para convertirse en un talento.
Además de los talentos que han surgido de ese muestreo al azar, el equipo de la Universidad granadina está probando a los tres mejores deportistas andaluces de cada competición atlética en las distintas categorías, de benjamín a senior.
Tras esta determinación general, toca definir lar cualidades específicas: las que se refieren a cada deporte concreto, y que permiten triunfar en una especialidad deportiva y no en otra. Ocurre con frecuencia que chicos que se dedican en cuerpo y alma a un deporte en el que no consiguen sobresalir podrían, dice Gutiérrez, destacar en otro campo. Es el caso de la actual subcampeona andaluza de jabalina. En una de esas pruebas masivas para completar sus estadísticas la enfrentó a una test diferente: sostenerse con los brazos sobre una barra, apoyando la barbilla, y con los pies sin tocar el suelo.
Frente a la media de apenas diez o doce segundos, esta chica aguantó casi dos minutos y medio. "Tenía un potencial de fuerza enorme y, sin embargo, se estaba dedicando al cross", comenta Gutiérrez. Aunque no es este caso, Gutiérrez explica que los padres interfieren a veces en todo este proceso. "Insisten en que sus niños hagan un deporte que no les gusta o ven ganadores donde no los hay", dice. "Luego, a los 16 o 17 años, abandonan el deporte y le dan el mal rato a sus padres, que no entienden nada", concluye Gutiérrez.
Se nace, se hace
La talla de una persona y la capacidad de saltar en parado tienen una característica común. Ambos tienen un 90% de predisposición genética. Es decir, por mucho que lo intentemos (por medios naturales) poca mejora podremos conseguir. Ahí radica también gran parte de la fiabilidad del método desarrollado por el departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada para detectar talentos deportivos. También ahí está situada gran parte de la confianza del director del proyecto, Ángel Gutiérrez, en sus predicciones. "Algunas cualidades no son entrenables", resume este especialista en medicina deportiva.
Ciertas capacidades atléticas, o incapacidades, por tanto, vienen con nosotros desde el nacimiento y el esfuerzo que habría que hacer para mejorar un mínimo puede que no compense. Otras cualidades escasamente mejorables, como la altura de cada persona, es el tiempo de reacción individual.
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