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Una mujer, condenada a un año y tres meses por intentar matar a su compañero

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a un año y tres meses de prisión a Pilar G. G., de 41 años de edad, como autora de un delito de homicidio en grado de tentativa cometido contra su compañero sentimental, Jorge P. S., al que asestó una puñalada con un cuchillo de 11 centímetros de hoja en el interior de un bar.

La sentencia considera probado que hacia las 18.45 del 28 de julio de 2001, la acusada acudió al bar Josechu, situado en el número 176 de la calle de López de Hoyos, en el distrito de Chamartín, en cuyo interior se encontraba su compañero sentimental, con el que había convivido anteriormente. Nada más irrumpir en el establecimiento, la mujer, que había discutido con su pareja en varias ocasiones durante esa misma tarde, cruzó unas palabras con Jorge. A continuación, extrajo un cuchillo de cocina de 11 centímetros de hoja y se lo clavó en el abdomen, abandonando a continuación el local.

A consecuencia de la agresión, la víctima sufrió una herida en la región abdominal que le provocó una doble perforación del colon, lesión que, de no haber recibido asistencia sanitaria inmediata, le habría provocado la muerte inmediata, según estima el tribunal de la Sección Decimoquinta en su sentencia, contra la que cabe recurso.

El afectado tardó 59 días en curarse de las heridas sufridas, de los cuales siete estuvo ingresado en el hospital, quedándole como secuelas varias cicatrices, así como molestias digestivas consistentes en ardores, indigestión y mala tolerancia a algunos alimentos.

Al día siguiente de haber cometido los hechos, la imputada compareció en el puesto de la Guardia Civil de Colmenar Viejo y confesó que había apuñalado a su novio. La pareja había mantenido una tormentosa relación sentimental durante los últimos seis años, fruto de la cual había nacido una hija, que tenía cuatro años en el momento en que ocurrió el suceso.

Poco antes de agredir a su compañero, la procesada había ingerido varias cervezas mezcladas con una pastilla de Orfidal. Esto, unido a que padece un trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad, determinó que actuara con las facultades intelectivas y volitivas muy sensiblemente mermadas.

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Asimismo, la Sala estima que Pilar G. G. tenía notablemente aminorada su capacidad de comprender la ilicitud de su conducta.

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