El psicópata ha elegido hasta ahora a todas sus víctimas al azar

¿Existe alguna relación entre las cinco personas a las que ha matado el asesino del naipe? Hasta la fecha y según los familiares de los fallecidos, no existe ningún vínculo entre ellas. Ninguno de ellos se conocían entre sí y no habían tenido trabajos o amistades comunes. Además, las distancias entre las poblaciones elegidas por el criminal y los distintos horarios empleados hacen suponer a los investigadores que los asesinatos son perpetrados al azar.

La primera víctima fue Juan Francisco Ledesma, de 50 años, el portero del número 89 de la calle de Alonso Cano, en Chamberí. Este trabajador era "especialmente querido" por sus vecinos, ya que se trataba de una persona muy amable y que siempre ayudaba a todo el mundo. El fallecido estaba casado con una inmigrante ecuatoriana y tenía dos hijos. Uno de ellos, de dos años, presenció todo lo ocurrido.

La segunda víctima, Juan Carlos Martín Estacio, de 28 años, había sido contratado hace menos de tres meses por una empresa de limpieza. Su turno era el de noche. Sus compañeros relataron al día siguiente de su asesinato que era una persona "que nunca se metía en problemas". Vivía en el distrito de Tetuán, con su madre y uno de sus tres hermanos. Había residido toda la vida en el municipio de Collado Villalba, pero la separación de sus padres le obligó a cambiar de población. "No logro entender, por más vueltas que le doy, porque tuvo que ser mi hijo el que fue asesinado. Era una bellísima persona", señaló la madre.

Las siguientes víctimas fueron la vecina de Alcalá de Henares Juana Dolores Uclés, de 57 años, y el hijo de la dueña del bar Rojas, Mikel Jiménez Sánchez, de 18. La primera acababa de enviudar y había comenzado a reformar un piso que había tenido alquilado hasta ese momento. De hecho, había bajado al bar para telefonear al fontanero, que le tenía que terminar parte del cuarto de baño. Mientras, Mikel Jiménez era "un tipo normal", según algunos conocidos suyos.

Eduardo S. S., de 27 años, es calificado por la Guardia Civil como "un joven ejemplar". "Sólo hay que ver lo ordenada que estaba la habitación y las extraordinarias notas que había sacado durante la carrera", según fuentes del caso. Está estudiando un curso máster de gestión y dirección de empresas en la Universidad Autónoma de Madrid. El curso fue sufragado por sus abuelos. Llegó a Madrid unos dos meses antes del inicio del máster. Vive de alquiler con su madre, en un piso de Tres Cantos.

Retrato robot

Gracias al testimonio de la novia de Eduardo S. S., los agentes de Criminalística de la Guardia Civil han podido elaborar un retrato robot del asesino. Éste no será facilitado de momento a los medios de comunicación, para no inducir una identificación de los posibles testigos a los que está siendo mostrado por los policías y guardias encargados del caso.

La Guardia Civil ha facilitado menos datos sobre las dos últimas víctimas del asesino del naipe. Se trata de dos rumanos que se dedicaban a cuidar a un anciano en Arganda del Rey. Según explicó el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Javier Ansuátegui, puede tratarse de dos hermanos, ya que los apellidos de ambos coinciden.

De momento, a los investigadores no les sorprende que no deje cartas en todos sus crímenes. Ponen como ejemplo el caso del asesino del tarot de Washington, quien mató a diez personas en octubre de 2002 pero no empezó a echar las cartas hasta la octava víctima, un niño de 13 años, al que arrojó el naipe de la muerte. En él escribió: "Querido policía: yo soy Dios". Estas indicaciones en las cartas fueron las que permitieron su detención, ya que puso una expresión jamaicana.