El sucesor del Arropiero
En la reciente historia criminal española hay pocos asesinos en serie. Quizá uno de los más conocidos sea Manuel Delgado Villegas, el Arropiero, quien fue detenido en 1971 tras haber tenido en jaque a la policía durante una larga etapa del franquismo. Murió en 1998 en un psiquiátrico de Cataluña, tras 27 años entre rejas. Aunque estaba acusado de 22 asesinatos en toda España, jamás fue condenado, ya que los tribunales decidieron no enjuiciarle por creerle irresponsable de sus actos.
En la década de los 80, el albañil José Antonio Rodríguez Vega sembró el terror entre las ancianas de Santander entre 1987 y 1988. No obstante, sus fechorías pasaron inadvertidas durante meses, ya que muchas de sus víctimas fueron enterradas sin que los forenses se dieran cuenta de que habían sido asesinadas en sus casas. Condenado por matar a 16 mujeres, Rodríguez Vega murió acuchillado por dos reclusos en la prisión de Topas (Salamanca).
Francisco García Escalero, apodado el mendigo psicópata, dio muerte en Madrid a 11 marginados entre los años 1987 y 1993.
Más recientemente, Joaquín Ferrándiz Ventura, empleado en una empresa de seguros de Castellón, fue condenado a 69 años de prisión por matar a cinco mujeres -dos estudiantes y tres prostitutas- entre julio de 1995 y septiembre de 1996 en Castellón.
Pero el tétrico título de mayor criminal en serie lo ostenta el colombiano Pedro Alonso López, que tras ser detenido en Ecuador confesó haber matado a 310 niñas en los años 80.
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