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El modelo público de televisión

El autor, crítico con el uso que ha hecho el PP de RTVV, recuerda que el modelo europeo es público y aboga por un ente de calidad que apueste por el desarrollo digital

El Consell de la Generalitat acordó hace unos días "dar traslado" del Dictamen de la Comisión Especial para el Estudio de Nuevas Formas de Gestión de RTVV al Director General de la RTVV. Las Cortes Valencianas habían liquidado la aprobación del dictamen con tal prontitud que, el pasado doce de febrero, quien gobierna el cronómetro del informativo en prime time de la TVV consideró que treinta y cuatro segundos eran más que suficientes para dar noticia de sí misma, del remate de su privatización. Acreditada como está la valencianía de nuestra televisión, no es de extrañar que ese día fuera primera noticia un presunto asesino de Tarragona. La segunda se la llevó "la parricida de Santomera". Mediado el informativo, se anunciaron "más noticias", en un bloque de tres breves con el que se despachó el trámite parlamentario del referido dictamen, el descarrilamiento de un tranvía y el caso Ardystil. De volver a la que fue su casa, a la TVV, quien primero se postuló para adjudicarse la explotación privada de la titularidad pública podría presumir de la huella indeleble que dejó su paso. Habrá que esperar los próximos movimientos del Director General de esa televisión pública que así habla de sí misma.

"Han arruinado la naturaleza de servicio público de RTVV y anuncian que van a exigir a su beneficiario justo lo contrario"

La virtud más notable del dictamen con el que va a culminar la primera privatización de una televisión pública española es su brevedad. Lo pueden comprobar si visitan la hemeroteca del periódico que tienen en sus manos. Sus conclusiones y recomendaciones ocuparon media página de EL PAÍS, fotografía incluida, el pasado tres de noviembre. Del resto del dictamen cabría hacer alguna puntualización.

Casi la mitad del documento es fruto del avieso aprovechamiento del trabajo que realizaron quienes comparecieron ante la comisión parlamentaria. Yo fui uno de esos comparecientes, y he leído todas y cada una de las intervenciones que allí se realizaron. Que el dictamen utilice en beneficio propio un conjunto de fragmentos procedentes de las mismas no me parece especialmente reseñable. No sería justo pedirle a quien dispone de las tijeras que las utilice en perjuicio propio. En cambio, me parece miserable que ese dictamen tan escaso pretenda hacer entonar a "todos los expertos" los acordes del "nuevo modelo".

Poco han trabajado nuestros diputados del Grupo Parlamentario Popular. Lean, por favor, las "conclusiones" de su dictamen, esas hilarantes vaguedades de cuyo rigor expositivo y argumentativo puede dar fe el noveno mandamiento de su decálogo: "Las sociedades más avanzadas, y la sociedad valenciana lo es, son aquellas en las que la llamada iniciativa social, la responsabilidad de la sociedad civil, imprime todas las esferas de las necesidades sociales". Ovación y vuelta, y que se preparen los tribunales, porque allí acabarán, previsiblemente, las actuaciones que se sigan de tamañas conclusiones y recomendaciones.

José Luis Olivas dijo en nuestras Cortes que al adjudicatario de la televisión pública valenciana se le exigirá que garantice el cumplimiento de la Ley de Creación de la RTVV y la "naturaleza de servicio público de los contenidos de Canal 9". Quienes han arruinado la "naturaleza" de servicio público de la televisión valenciana anuncian que van a exigir a su beneficiario justo todo lo contrario que ellos han venido haciendo.

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El acuerdo del Consell ordena al Director General que proceda a la ejecución de las tres primeras recomendaciones del dictamen, que dé entrada a la iniciativa privada "también" en la RTVV. Sólo quedará pendiente la cuarta, que no es competencia de RTVV, y que recomienda "la creación de un Consejo Audiovisual de la Comunidad Valenciana", el órgano encargado, precisamente, de "velar por el cumplimiento de la función de servicio público de la radiotelevisión en nuestra Comunidad". Aunque futura, ya es, pues, recomendación, fortuna que no ha tenido un hallazgo menor que no ha pasado de las proteicas "conclusiones", la "Ley del Audiovisual Valenciano".

En esta permanente campaña electoral con que nos entretiene el Partido Popular, a cuenta de un presupuesto que no le pertenece, a la privatización se le denomina "introducir las nuevas formas de gestión en los servicios públicos". ¿Nuevas? ¿En TVV? Y mientras llega el llorado Consejo del Audiovisual, de la privatización dícese también, según pudo oírse en nuestras Cortes, "devolver su protagonismo a la sociedad civil".

No está el Partido Popular como para gastar bromas con la "sociedad civil". Ni tiene derecho a utilizar las televisiones públicas, y algunas otras, contra la sociedad civil.

Tampoco lo está el Partido Popular valenciano. Trato bien distinto merece la ciudadanía y sus instituciones, la televisión pública valenciana y sus trabajadores.

Llega, pues, el "nuevo modelo", "más acorde con los nuevos tiempos", asegura el Partido Popular. El modelo privado de televisión es muy antiguo. El "nuevo modelo", nos dicen, se abre paso "aceleradamente en toda Europa". El modelo europeo es el modelo público de televisión, y lo sigue siendo en muchos países europeos, aunque sólo a Silvio Berlusconi le cabe el honor de haber acabado con el director general de una televisión pública en seis días. De la legitimidad de una democracia da cuenta, entre otras cosas, la calidad de sus servicios públicos.

Estamos inmersos en un proceso crucial para la televisión pública. Disponemos de pruebas fehacientes. La reordenación digital del sistema televisivo puede ser una ocasión propicia para ubicar a la televisión pública en la periferia del mismo. Ante esa comisión yo abogué por una televisión pública, valenciana, de calidad, con el derecho de acceso plenamente garantizado, y con una estrategia de desarrollo digital bien definida, por supuesto. Las decisiones que adopte la mano visible de la política en el ámbito de la televisión digital, y muy particularmente en el ámbito de la televisión digital terrestre, pueden resultar vitales para la salud de la televisión pública. Las adoptadas hasta ahora en este terreno no son nada esperanzadoras.

Josep Gavaldà es profesor de Comunicación Audiovisual de la Universitat de València.

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