Dos obreros mueren sepultados al desplomarse una torre de bomberos
"El sistema usado en la construcción no era el más adecuado", según UGT
Dos obreros que trabajaban en la construcción del parque de bomberos número 4, en las proximidades de la avenida de Asturias (Tetuán), murieron ayer al caer sobre ellos la torre de maniobras del centro, de unos 15 metros de altura. Las víctimas, Juan Muñoz Cerezo, de 63 años, y Antonio Lusquiños Laguna, de 37, fallecieron sepultados por los bloques de hormigón. Otros dos operarios, de 20 y 35 años, resultaron heridos menos graves al sufrir golpes y contusiones. Según el director de los bomberos, Pedro Gallardo, la torre pudo venirse abajo al ser golpeada por la pluma de una grúa.
El accidente se produjo sobre las 18.30 en la calle de Emilia número 39, donde se levanta el nuevo parque de bomberos del distrito, que sustituirá al existente detrás de la Junta Municipal de Tetuán, en la calle de Viña Virgen. A esa hora, dos empleados estaban en las obras de construcción de la futura torre de maniobras. Otro operario se encargaba de dirigir una grúa de bombeo de hormigón, mientras un cuarto trabajador conducía un dumper (carretilla con motor en la que el operario viaja sentado) de pequeñas dimensiones. De repente y por causas aún no esclarecidas se vino abajo la torre de maniobras. "Iba andando con mi hijo y he visto cómo se balanceaba la torre. Le he dicho que tuviera mucho cuidado y, cuando he entrado en el portal, he oído un ruido muy fuerte. Entonces, he pensado que la torre se hundía", señaló una vecina de un inmueble cercano al lugar del accidente.
"Fui corriendo a verlo, porque el ruido fue ensordecedor, pero me arrepiento de haberlo hecho porque creo que jamás voy a olvidar la imagen de los heridos ensangretados. Ha salido un obrero con un hierro clavado en la espalda y la boca llena de sangre", recordaba uno de los chavales que primero acudió al lugar.
Los vecinos de la zona llamaron de inmediato al teléfono de emergencias 112 y contaron lo sucedido. Al lugar se desplazaron varias dotaciones de los bomberos del Ayuntamiento y del Samur-Protección Civil. "Al principio pensé que era un camión que había descargado arena, por el ruido que hacen, pero, cuando me he asomado a la ventana, he visto que la torre estaba derrumbada", explicó Isabel, una vecina que estaba estudiando en su habitación.
Los bomberos lograron rescatar a los dos obreros que estaban bombeando el hormigón hacia la torre. Se trataba de Zacarías S. R., de 35 años, y de Jonathan M. S, de 20 y sobrino del anterior. Ambos fueron trasladados en ambulancias del Samur al hospital La Paz. El primero presentaba una posible fractura del brazo derecho, además de un traumatismo craneoencefálico moderado, mientras que el segundo sufría un golpe en la cabeza leve, un hematoma en un ojo y un fuerte golpe en el pecho, entre otras partes del cuerpo. Ambos, originarios de Salamanca, presentaban lesiones de pronóstico menos grave.
Mientras, los bomberos se afanaban en rescatar a las dos víctimas que habían quedado atrapadas por el amasijo de bloques de hormigón y de hierros en los que quedaron convertidas la torre y la grúa. Los efectivos del Samur lograron llegar con gran dificultad a las dos víctimas y comprobaron que habían fallecido prácticamente en el acto. "Las labores de rescate de los cuerpos han sido muy difíciles, porque teníamos miedo de que se vinieran abajo todos los escombros que había en la zona", señaló el director de servicios de los bomberos, Pedro Gallardo.
Desalojo de un edificio
La policía desalojó además un edificio contiguo, sito en la calle de Sorolla, en el que viven tres familias, ante el riesgo de que la grúa pudiera caer sobre algún inmueble cercano. Ésto provocó el enfrentamiento con los moradores, que no entendían la medida de prevención: el solar del futuro parque estaba, según ellos, bastante alejado de sus casas.
El primero en ser rescatado fue el conductor de la carretilla, que circulaba en ese momento junto a la zona de bombeo del hormigón. Se produjo sobre las siete de la tarde. Juan Muñoz, que vivía en Coslada, comentaba todos los días con un vecino de la zona "las ganas" que tenía de que acabase la construcción de este edificio para dejar el tajo. "Esta es última obra que piso en mi vida. Después lo dejo", repetía muy a menudo. Al lugar del accidente acudieron sus familiares, que fueron atendidos por los psicólogos del Samur.
Mucho más dificultoso fue el rescate de Antonio Lusquiños, la segunda víctima mortal. Dos bloques de hormigón lo habían sepultado cuando estaba sentado en la base de la grúa de bombeo, que manejaba en el momento del derrumbe. Pertenecía a la empresa Transgruma, según fuentes policiales. Los bomberos tuvieron que asegurar en un primer momento la grúa siniestrada y, mediante un camión especial, el bloque que aprisionaba al trabajador. "La grúa que echaba el hormigón está aparcada en el lugar del accidente desde el viernes", señalaron varios vecinos. El cadáver de Lusquiños fue rescatado sobre las nueve de la noche.
El director de los bomberos, Pedro Gallardo, explicó anoche que el accidente se pudo deber a que la grúa hubiese enganchado la estructura de la torre, derribándola. El Cuerpo Nacional de Policía y el Ayuntamiento han abierto sendas investigaciones para esclarecer las causas del siniestro. Al lugar acudió el alcalde en funciones y concejal de Urbanismo, Ignacio del Río, además del presidente de la Junta de Tetuán, Luis Asúa Brunt. Este último señaló que las obras del futuro parque de bomberos comenzaron hace unos 10 meses y que estaba previsto que concluyeran entre junio y julio. El coste de las obras, ejecutadas por Ferrovial y Agromán, se eleva a 4,429 millones de euros.
Los vecinos discrepan de esta versión, ya que los obreros trabajaban hasta los fines de semana para intentar tener acabado el parque antes de las próximas elecciones municipales de mayo. La concejal del PSOE Teresa Hernández señaló que el accidente había sido "consecuencia de las prisas en algunas obras".
Una de las víctimas iba a jubilarse
Aunque a mucha menor escala, el rescate de las dos víctimas que murieron en el accidente de ayer evocaba otro trágico suceso: el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Ayer, unos 20 bomberos tuvieron que encaramarse sobre el gigantesco amasijo de cemento y hierros en que se había convertido la torre para sacar los cuerpos inermes de Juan Muñoz, de 63 años, y Antonio Lusquiños, de 37. Mientras que el primero pudo ser rescatado pronto, los trabajos para sacar al segundo se prolongaron más de dos horas y media (hasta las nueve de la noche), por lo que fue preciso iluminar la zona con unos grandes focos.
Entre la polvareda que flotaba en el aire y los bloques de hormigón, los bomberos hubieron de maniobrar con cuidado para que lo que quedaba de la grúa en pie no se precipitase sobre los edificios cercanos.
A diferencia del inmueble que se encuentra detrás del solar -que sí fue desalojado-, los vecinos del número 37 de la calle de Emilia observaban preocupados desde sus casas cómo una inmensa grúa pendía sobre sus cabezas y nadie les avisaba de nada.
Varios de ellos, también dedicados a la construcción, se mostraron especialmente consternado por lo que acababa de suceder con dos de sus colegas justo delante de sus narices. Uno de ellos, Antonio Orcaza, era amigo personal de Juan Muñoz. "Ya habíamos coincidido en un par de obras antes, y ahora daba la casualidad de que trabajaba delante de mi casa y yo de la suya, en Coslada. Él llegada todas las mañanas a las siete, a pesar de que entraba a las ocho, para que yo le dejase mi aparcamiento", explicó Antonio.
"Últimamente se le veía muy animado, porque estaba a punto de jubilarse e insistía en que ésta sería la última obra en la que iba a trabajar. Y precisamente ahora le sucede esto...", relató Antonio, todavía conmocionado por la tragedia.
El director de los bomberos, Pedro Gallardo, señaló la dolorosa paradoja que se da en este accidente: "Es una fatalidad que coincida que haya sido en una torre de maniobras, que es donde los bomberos se ejercitan para rescatar a las víctimas".
Pero, dentro de la desgracia, algunos quisieron encontrar un resquicio de fortuna. La grúa destrozó una de las casetas de obra, que estaba vacía en ese momento. Un vecino lo explicó así: "Por suerte, esto no ha ocurrido media hora más tarde, a las siete. Si llega a pasar entonces, los obreros ya habrían acabado su turno y estarían dentro de la caseta, por lo que habrían muerto todos".
Antonio Rodríguez, responsable de salud laboral de UGT de Madrid, explicó a Efe que visitó, junto con CC OO y la patronal, las obras la semana pasada en virtud de un acuerdo de colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y observaron "que los puntales estaban flojos y que el sistema empleado en su construcción no era el más adecuado para una torre que mediría más de 30 metros una vez concluida". Por eso, UGT reclamó la intervención urgente de la fiscalía para determinar las responsabilidades del caso, que calificó de "tremendamente grave".
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