Un futuro prometedor
Cuando esta mañana me dirigía, en mi vagón de ganado, hacia el trabajo, he observado en el andén de Tirso de Molina una anuncio inquietante, del Salón AULA de educación, a celebrar en el mismo lugar y fechas parecidas que la Feria del Fútbol de Madrid (¿casualidad o protagonismo robado?). El gancho: preparar a la juventud para un futuro prometedor.
¿Futuro? Soy licenciado, soltero, tengo 25 años y trabajo en el sector comercial por
80.000 pesetas al mes, una quinta parte de lo que vendo en un solo día de mala venta.
¿Que me prepare para el futuro, así seré competitivo? He hecho prácticas en dos empresas (en una, sin cobrar; en otra, por una miseria; los becarios triplicábamos a los trabajadores). También he hecho cursos, asistido a congresos, escrito artículos, trabajado en mil sitios y, créanme, mi futuro profesional pasa por dos opciones: trabajar de sol a sol con un contrato por obra ganando 600 euros, o de becario precario. Todos mis amigos y familiares menores de 35 años están igual, ya sean ingenieros o tengan la EGB, y coinciden en que hoy día es imposible encontrar un buen trabajo. Y no porque no haya puestos que cubrir, sino porque somos tantos, tan bien preparados, que siempre habrá alguien que acepte la precariedad. La empresa gana de nuevo. ¿Es así como quieren que paguemos hipotecas de 40 millones?
Los que nos critican y llaman cómodos no saben la desilusión en que vivimos, la falta de esperanza y la necesidad vital de desarrollo personal en un hogar propio. Todo esto es imposible, intolerable, estamos deshumanizados, nos hemos vuelto locos, y al final todos seremos argentinos. Desearía que así fuera, quizá aprendiéramos un par de cosas. Me río de los que me llamen pesimista y derrotista y miran a otro lado sentados en el cómodo sillón de su despacho.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.