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Una moto con menos marcha

Yamaha afronta la crisis del ciclomotor con flexibilidad y más modelos

Atenazada, como toda la industria de las dos ruedas, entre un mercado nacional hundido por unos seguros por las nubes y un mercado europeo, destino del grueso de la producción, en plena atonía económica, Yamaha da por hecho que este año no podrá alcanzar en España los objetivos de fabricación previstos (85.300 unidades, ya por debajo de las 86.400 del año pasado).

En su despacho de Palau de Plegamans i Solità (Barcelona), donde se ubica la gran planta que en último trimestre de 2002 se vio afectada por un expediente de regulación temporal, Jorge Lasheras, presidente de Yamaha Motor España, asiste con calma, pero sin resignarse, al chaparrón que viene cayendo sobre la industria de las motos desde hace dos años largos. "No hemos podido compensar la caída en España con un incremento de la exportación a Europa, que supone hasta un 80% de lo que producimos", explica Lasheras.

El año pasado, el mercado español de ciclomotores se desinfló un 35%. En los últimos dos años, el desplome de las ventas del sector, que en España está muy fragmentado y presenta volúmenes de producción relativamente pequeños, ha superado el 60%. En el caso de Yamaha, los ingresos cayeron en 2002 un 15%, para situarse en 213 millones de euros.

A la cabeza de la lista de agravios de la patronal Anesdor figura el encarecimiento de los precios de las pólizas de los ciclomotores por parte de las compañías aseguradoras, que ofrecen sólo con cuentagotas a las motos de pequeña cilindrada. Ambas industrias, a la greña, aún se resienten del frustrado intento de mediación que el año pasado protagonizó la Generalitat, como trampolín hacia un pacto en toda España. El pacto requería como condición fundamental que las aseguradoras se comprometieran a asegurar ciclomotores y accedieran a bajar los precios de las pólizas, a cambio de un paquete de medidas que ayudaran a reducir la siniestralidad vinculada a las motos, por los costes que les representa. Pero mientras el sector de las dos ruedas quería, con la connivencia de la Generalitat, que ambas contrapartidas se dieran en paralelo, las aseguradoras pedían primero una reducción de los accidentes. El debate ha acabado aguándose en sendas mociones de CiU en el Congreso de los Diputados, mientras el Gobierno ha hecho por ahora oídos sordos a un Plan Prever para el ciclomotor, al que además ha aumentado el IVA.

"En esta batalla, no puedo ser muy optimista", dice el presidente de Yamaha. Para capear el temporal, la empresa ha buscado la complicidad de la plantilla en lo que se esconde tras la palabra de moda: flexibilidad. Ésta se ha traducido en un acuerdo para elaborar un calendario irregular de trabajo en el que la plantilla echa más horas en los meses de mayor demanda (primavera) y menos en otros meses (recta final del año). El tira y afloja entre dirección y sindicatos se mueve entre fijar de por vida el calendario flexible de producción y vérselas en una mesa negociadora anual. Con esta flexibilidad, Lasheras no excluye otra suspensión temporal de empleo este año, pero sí "se garantiza que su hipotético impacto sea menor". Pretende recurrir menos a trabajadores temporales en los meses fuertes en beneficio de la plantilla propia.

Cádena de producción de la fábrica de Yamaha en Palau de Plegamans.
Cádena de producción de la fábrica de Yamaha en Palau de Plegamans.SUSANA SÁEZ

"No nos retiraremos de la apuesta por los 50 cc"

Yamaha no quiere tirar la toalla en el segmento de los vehículos de menor cilindrada, aunque sean los que causen mayores quebraderos de cabeza a la industria de dos ruedas. "No nos retiraremos de los 50 cc", asegura Jorge Lasheras. Aunque esta apuesta va a completarse abriendo la gama con productos por encima 180 cc.

Además de la flexibilidad en el calendario laboral en función de la producción, la empresa confía en un incremento de la facturación gracias al lanzamiento de nuevos modelos, (principalmente un nuevo modelo de 55cc con marchas), en los que va a invertir este año 5,5 millones de euros, y también al modesto crecimiento de la división de quads. La venta de motos de agua va a la baja. En la oferta actual de la compañía figuran tres modelos de 50 cc scooters, un ciclomotor con marchas (el que se reemplazará este año), scooters de 125 cc, vehículos de 180 cc y una moto de 250 cc.

Otro empujón a los resultados debería venir del recorte de costes, en línea con el plan que desde Japón se lanzó el año pasado y que persiguen reducirlos un 30% hasta 2005 en producción, distribución y administración. El recorte también se buscará en la industria auxiliar de componentes, en la que se busca la mejor relación calidad/precio.

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