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El precedente de E.ON y Ruhrgas

Europa se debate entre el modelo anglosajón y el continental en la regulación energética

El primer grupo enegético europeo, fruto de la fusión entre E.ON y Ruhrgas y nacido el pasado enero, no hubiera podido existir sin la complicidad de los poderes políticos. El caso alemán se presenta como un modelo de referencia -aunque con matices- a la hora de analizar la OPA anuciada por Gas Natural sonbre Iberdrola.

El Reino Unido prima el mercado nacional y la segmentación de los negocios energéticos para favorecer la competencia
La OPA de Gas Natural se ajusta más al modelo alemán, que favorece la creación de grandes grupos y sitúa a Europa como mercado relevante

El canciller Gerhard Schröder, convencido de que la única política industrial efectiva es la que refuerza la presencia internacional de las empresas, apostó fuerte para que la fusión entre la eléctrica E.ON y la gasista Ruhrgas se convirtiese en realidad por encima del purismo profesional del Bundeskartellamt, la plenipotenciaria oficina federal antimonopolio.

El caso alemán, y la discusión de una posible fusión entre el gigante de la electricidad francés EDF y el operador gasístico Gaz de France, están alumbrando un modelo europeo continental frente al modelo británico en la ordenación del futuro mercado energético. La demora en la puesta en práctica de los acuerdos de Lisboa sobre liberalización de estos mercados en la UE y la creación de un mercado único de la energía, ha propiciado estas operaciones nacionales de integración vertical de negocios de electricidad y de gas. El objetivo, amén de lograr economías de escala y explotar las sinergias, es crear grupos de dimensión suficiente que sean capaces de competir a nivel europeo cuando de verdad se abran los distintos mercados europeos.

El modelo británico, por el contrario, está basado en la segregación de mercados, incluida la generación, distribución y comercialización, entre compañías distintas para favorecer la competencia y abaratar los precios de la energía al consumidor. Prima la competencia sobre el tamaño y no al revés, y considera que el mercado relevante es el nacional, con independencia de lo que hagan otros países europeos.

Las autoridades alemanas, que consideran a Europa mercado relevante, impusieron a la eléctrica E.on y a la gasista Ruhurgas tres exigencias inexcusables para dar la luz verde a su fusión: la creación de un líder energético alemán con capacidad para competir con las grandes empresas europeas; el mantenimiento de un grupo con gran poder de compra de gas, en torno al 60% del mercado centroeuropeo, basado en el volumen y la diversidad de suministros, y finalmente, el cumpliminto de las normas regulatorias compatibles con su dimensión.

25.500 millones de euros

La resultante de la fusión entre E.ON y Ruhrgas es una empresa con una capitalización de 25.500 millones de euros, el 30% del mercado eléctrico y el 60% del gas. Para llegar a buen puerto, el conglomerado tuvo que desinvertir básicamente en activos de gas, como el 42% del operador de la antigua Alemania del Este -la firma VNG, que tiene una cuota del 16% sobre el conjunto del mercado doméstico-, vendió participaciones minoritarias en distribuidoras nacionales, cedió mediante subasta contratos de suministro de gas equivalentes al 3% del consumo alemán durante los próximos seis años y abordó la separación entre sus actividades de transporte y las de comercialización.

E.ON está jugando un papel fundamental en unos momentos en los que Alemania transita desde un sistema eléctrico basado en el fuel y las nucleares hasta un nuevo escenario basado en el uso del gas como energía primaria. Para el canciller Schröder, E.on es un nuevo ejemplo del grupo de empresas que él denomina los campeones nacionales y sitúa a la electrica en una lista en la que en un momento determinado destacan la constructora Philip Holzman, rescatada a base de fondos públicos, y a Mannesman, a quien defendió frente a la OPA de Vodafone.

La singularidad española

La OPA de Gas Natural sobre Iberdrola puede ayudar a las autoridades, prospere o no, a adoptar claramente uno de los dos modelos citados: el continental o el anglosajón. La regulación en España se ha movido hasta ahora entre ambos modelos, sin claridad y generando altas dosis de incertidumbre entre las empresas energéticas y entre los consumidores.

Las condiciones impuestas a Endesa e Iberdrola hicieron imposible su fusión, como tampoco prosperó la unión de Unión Fenosa con Hidrocantábrico, porque sobre el papel se primó la competencia, pero ésta tampoco se ha incrementado sustancialmente con las distintas normas de liberalización de los mercados que se han ido aprobando en los últimos años.

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