Sentirse como en casa
NH inaugura un espacio de descanso, ocio y gastronomía ideado por Ferran Adrià
El nuevo espacio Nhube, inaugurado por la cadena NH, actúa como restaurante y salón de lectura, a la vez que bar-cafetería y cuarto de estar. Aunque recuerda las salas vips de cualquier aeropuerto del mundo, se encuentra atendido por un servicio propio y brinda la posibilidad de comer, escuchar música, contemplar la televisión o navegar por Internet. Se trata de una experiencia piloto inspirada por el famoso cocinero Ferran Adrià, que constituye una revolución mundial en los hoteles de tres estrellas y que acaba de dar sus primeros pasos en el hotel NH Balboa de Madrid, donde el pasado 6 de marzo se inauguró el primer espacio Nhube. "Nuestro objetivo es que el cliente se sienta como en casa" , afirma Adrià, "por eso el ambiente es flexible y a lo largo del día la iluminación está pensada para evolucionar". Espacio multifuncional destinado a complacer a la clientela de negocios de la cadena, así como a clientes esporádicos no alojados en el lugar.
ESPACIO NHUBE
NH BALBOA
Núñez de Balboa, 112.
Madrid. Teléfono: 915 63 03 24.
Cierra: sábados, domingos y
festivos. Precio para comer:
entre 25 y 30 euros.
En el aspecto gastronómico, Nhube presupone un choque conceptual. En medio de una atmósfera de diseño presidida por un mobiliario moderno y una iluminación especial, Adrià ofrece una selección de platos caseros de la cocina tradicional española. Bocadillos fríos (jamón ibérico, pimientos verdes con ventresca, pollo con crema de queso) y bocadillos calientes (sobrasada y queso manchego), además de zumos de frutas naturales (mandarina y zanahoria, piña e hinojo), y una breve selección de vinos y cervezas de interés. Entre las cosas sólidas, huevos con patatas fritas, macarrones con tomate, espárragos hervidos con mayonesa, menestra de verduras, merluza rebozada, rape empanado, alitas de pollo al ajillo o solomillo a la plancha con puré. Recetas tradicionales a las que se suman otras de semejante cariz. Platos sencillos, correctos y muy bien presentados, sin otra pretensión que satisfacer ese deseo íntimo y a menudo nostálgico del penitente e insatisfecho cliente de hotel. Para concluir, postres ligeros y algo más evolucionados, incluidos frutos rojos en su jugo, y una abreviada selección de helados refinados.
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