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La Guardia Civil abate a tiros a dos asaltantes de un club de Pedrezuela

Los delincuentes iban equipados con armas detonadoras simuladas Tres de los integrantes de la banda fueron detenidos tras los disparos de los agentes

F. Javier Barroso

Dos atracadores de un club de alterne de Pedrezuela, el español José Manuel Díez Iglesias, de 40 años, y el colombiano César Augusto Orozco Restrepo, de 29, cayeron ayer abatidos por disparos de la Guardia Civil. Las dos víctimas intentaban escapar del cerco de los agentes tras asaltar el club. Los fallecidos salieron con sus tres compinches pegando tiros con armas de fogueo y los guardias civiles repelieron la agresión. Los ladrones se habían hecho con la exigua recaudación del local, así como el dinero de las tragaperras y la máquina de tabaco.

Eran las tres de la madrugada. Las 12 empleadas y los dos trabajadores del pub Jalde comenzaban a recoger para cerrar. El club se halla en el kilómetro 47 de la carretera de Burgos (N-I). De repente, irrumpieron cinco hombres armados con tres revólveres y dos pistolas. "Al que se mueva, lo asamos a tiros", gritaron los asaltantes, que iban encapuchados y vestidos con pantalones y cazadoras negras, salvo tres que llevaban tejanos.

Desde el principio, mostraron una gran violencia con las mujeres (todas ellas suramericanas) y las aterrorizaron: llegaron a meterles el cañón de sus armas en la boca y a decirles que las matarían a balazos. Igual hicieron con el camarero. También las empujaron y las zarandearon, mientras las metían detrás de la barra. Aquí otros integrantes de la banda de malhechores las tiraron al suelo. No paraban de repetir que las quemarían tras tirotearlas como intentasen huir. Rompieron copas y botellas.

Los chillidos y los golpes despertaron al dueño del establecimiento, Sadam, que dormía en un reservado. Desde su teléfono móvil avisó a la Guardia Civil de que estaban atracando el local. Nada más cortar la llamada, el dueño fue descubierto y, junto con un camarero, fue golpeado, amordazado y maniatado detrás de la barra.

Tras desvalijar la máquina tragaperras, los delincuentes rompieron la de música y la del tabaco. Después encerraron a las mujeres en una habitación que estuvo permanentemente vigilada.En ese momento llegó una pareja de la Guardia Civil del cuartel de El Molar. Los agentes comprobaron que el asalto al club se estaba produciendo tal y como se lo había descrito el dueño. Al ver que estaban en inferioridad numérica, pidieron refuerzos por su emisora. En menos de cinco minutos, llegaron otras cuatro patrullas de las localidades cercanas. Los guardias rodearon el local. Tras encender los lanzadestellos de sus vehículos, utilizaron la megafonía para ordenar a los secuestradores que se entregaran, ya que estaban cercados.

Los atracadores comenzaron a ponerse más nerviosos y a discutir entre ellos. El jefe de ellos decidió salir y hacer frente a los guardias civiles. Su intención, según los investigadores, era entrar en los dos vehículos con los que habían ido al lugar y huir a toda velocidad. Se trataba de un Opel Kadett 1.6, con los cristales traseros tintados y con matrícula de Madrid 1346 KB, y de un Renault 19 blanco con matrícula M 3636 OV. Ambos estaban aparcados delante del concesionario de automóviles Toyota, colindante con el club. Los ladrones tenían que recorrer unos 20 metros para meterse en sus turismos.

Los cinco atracadores salieron del local y comenzaron a disparar a diestro y siniestro con sus armas de fogueo (no de tiro real). Los guardias civiles se protegieron tras los vehículos y abrieron fuego contra sus oponentes e hirieron a tres delincuentes.

La peor parte se la llevaron el español José Manuel Díez Iglesias, de 40 años, y el colombiano César Augusto Orozco Restrepo, de 29. El primero recibió sendos tiros en el abdomen y en el pecho. Una bala hirió al segundo en la pierna izquiera. El proyectil le afectó la masa músculo-vascular, lo que le provocó la rotura de la vena femoral. Los dos se refugiaron de nuevo en el club. Mientras, los guardias cercaron en la carrera a los otros tres ladrones, a los que no dejaron de encañonar con sus pistolas.. "Tirad las armas. No os mováis", ordenaron los guardias civiles. Los asaltantes se quedaron inmóviles, mientras eran esposados. Uno de ellos, J. J. G. S., de 50 años, había recibido un tiro con orificio de entrada por encima del pubis y de salida por el glúteo derecho. Fue trasladado al hospital La Paz, donde anoche estaba ingresado con pronóstico grave.

Parte de los guardias civiles entró al club para reducir a los ladrones que se habían refugiado en el interior. Encontraron a José Manuel Díez en uno de los dos lavabos del local con los brazos abiertos, tumbado hacia atrás, cubierto de sangre. Los agentes comprobaron uno por uno todos los reservados, excepto el más próximo a la entrada. La puerta de éste no se podía abrir, por lo que dedujeron que en su interior estaba el quinto secuestrador, César Augusto Orozco. Al ver que no respondía a las peticiones de que saliera de la habitación, los agentes entraron pistola en mano y lo hallaron herido, caído tras la puerta.

Al lugar acudieron dos UVI móviles del Sercam y del Summa de las bases de Lozoyuela y de Alcobendas. Los facultativos se centraron en el colombiano, ya que el español estaba muerto. Cuando accedieron al reservado, la víctima estaba agonizando. Los facultativos del Sercam lo sacaron al salón e intentaron reanimarlo durante más de media hora, pero se había desangrado.

Los especialistas de Homicidios comprobaron que las armas de los asaltantes eran de fogueo, aunque en la oscuridad de la noche los guardias civiles no pudieron diferenciarlas de las reales. "La Guardia Civil lo único que hizo fue repeler la agresión. Reaccionó ante una amenaza cierta y evidente producida por la noche por varios individuos realizando disparos", señaló el ministro del Interior, Ángel Acebes. El único español de la banda, José Manuel Díez, tenía seis antecedentes por robos, falsedad documental y secuestro. Estaba buscado por un juzgado de Burgos.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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