_
_
_
_
_
Tribuna:ANTE LAS ELECCIONES MUNICIPALES
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Córdoba, ciudad de un mes?

De las ocho capitales de provincia andaluzas, con toda seguridad es Córdoba la que ofrece más expectativas de cara a las próximas elecciones municipales del 25 de mayo.

Expectativas en el propio marco municipal, y expectativas también en el provincial e incluso autonómico ante los posibles acuerdos que pudieran establecerse en función de los resultados obtenidos.

PP, IU y PSOE optan a obtener una mayoría, que difícilmente será absoluta para ninguna de las tres fuerzas políticas, y que hoy presenta claras interrogantes en cuanto a cual de ellas vaya a conseguirla.

El cambio cualitativo más importante puede establecerse en función de que sean IU o PSOE -esta última posibilidad es más dudosa-, quienes obtengan la mayoría simple, superando con ello los resultados electorales del PP -que parece descartado para acceder al número de quince concejales-, no necesitandose la una a la otra para la designación de alcalde, lo que podría condicionar otros pactos e incluso el tipo de acuerdos que pudieran producirse.

Pero si ello está sujeto a lo que los electores decidan en las urnas, lo que no ofrece duda alguna es la necesidad de que la ciudad de Córdoba, Patrimonio de la Humanidad, goce de un gobierno municipal con un proyecto claramente definido, socialmente aceptado y estructuralmente ejecutable, que responda a las demandas de una sociedad que no logra superar la endogamia que tanto empobrece su futuro.

No nos enfrentamos a un reto ideológico, que poco podría aportar en el plano municipal, sino que lo hacemos al reto de la capacidad de planificar y gestionar por parte de aquellos que accedan al poder municipal.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Se trata de atraer recursos externos, no sólo públicos sino fundamentalmente privados, a través de la adecuada aplicación de los propios en aquellos procesos productivos que mejor puedan compatibilizarse con la realidad histórica y sociológica de Córdoba.

El objetivo es establecer un mecanismo de ósmosis que generando un medio interno en el que los cordobeses se sientan cómodos, permita el intercambio de recursos con el exterior, todo ello en un equilibrio estable que aún no se ha conseguido.

Se trata, incluso, de despertar a la ciudadanía de una actitud pasiva y hasta cierto punto conformista, para adentrarla en el riesgo que supone la participación activa y el debate público.

Córdoba debe dejar de ser ciudad de un sólo mes -el de mayo-, para convertirse en destino económico, industrial, turístico y social de todo un año, y para ello es fundamental que quienes gestionen una empresa de tal envergadura superen los complejos y condicionantes que hasta ahora han venido mostrando.

En unos y otros mandatos, desde las primeras elecciones municipales, o bien las políticas o bien las personas encargadas de llevarlas a cabo han fallado en el consistorio municipal, en un fenómeno que se ha querido identificar con la propia idiosincrasia del cordobés, pero que es sólo imputable a la incapacidad de las fuerzas políticas para, por sí mismas o conjuntamente, provocar unas corrientes de movimientos centrífugos y centrípetos que nos proyectasen hacia el exterior en unos casos y nos permitiesen atraer desde fuera, en otros, aquellos recursos de todo tipo que sirven para identificar el desarrollo integral de una sociedad.

Se trata de ganarse y ostentar un liderazgo social y político, hoy ausente, que consiga poner en marcha y conducir un proyecto en el que se produzca una implicación de las fuerzas sociales, hasta ahora desconocida, con toda seguridad, por la desconfianza existente.

No hablamos de ofrecer el mejor slogan o protagonizar la mejor pose fotográfica en las vallas publicitarias. Lo hacemos de saber transmitir esa ilusión que sólo unos pocos consiguen cuando afrontan el reto de dirigir y coordinar los recursos humanos.

No soy optimista al respecto y mucho me temo que ese porcentaje de indecisos que ahora establecen las encuestas, no encuentren un destino útil a su voto y, o bien se abstengan de ir a las urnas, o bien acudan a ellas sin la seguridad de encontrar en la opción votada la respuesta que cabría esperar.

Enrique Bellido Muñoz es senador del PP por Córdoba

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_