'La Faraona' regresa a su barrio

En el jerezano barrio de San Miguel se respiraba ayer respeto, orgullo, emoción y alegría. Ochenta años después de su nacimiento y pasados ocho desde su llorada desaparición, Lola Flores regresó al lugar de su infancia y su primera adolescencia inmortalizada en una estatua obra del prestigioso escultor Víctor Ochoa y realizada por encargo del Ayuntamiento de Jerez, al que la familia de La Faraona había reprochado en alguna ocasión el poco interés mostrado hacia la artista desde su localidad natal, donde, no obstante, tiene desde hace años una avenida a su nombre. Cientos de personas se agolpaban en la Cruz Vieja desde una hora antes de que diese comienzo el acto junto a las vallas que protegían el entorno del conjunto escultórico. En pocos minutos, un desfile de caras conocidas atravesaba el gentío hasta llegar a los pies de la imponente escultura de más de 3,5 metros de altura. Artistas como José Mercé, Moraito Chico, Paco Cepero, La Paquera de Jerez, Juanito Valderrama o Dolores Abril escucharon los aplausos que en forma de bienvenida les daba el público junto a personajes como Álvaro Domecq, la duquesa de Alba y miembros de la familia González Flores, entre los que destacaba la hija mayor de La Faraona, Lolita. "Es un monumento grande, como era ella", recalcó. La cantante, visiblemente emocionada, dijo estar orgullosa de su madre, y añadió: "Ya era hora de que se levantara este homenaje a Lola Flores en su barrio, aunque estas cosas llegan cuando tienen que llegar". El alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, definió en su discurso a Lola Flores como "un mito sin edad ni tiempo".