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Una ex empleada de Ardystil declara que trabajaban envueltos en una nube de gases

"Nos intercambiábamos las mascarillas, porque no había suficientes", dice al tribunal

"En la fábrica siempre flotaba una neblina y nos intercambiábamos las mascarillas porque no había suficientes", declaró ayer ante el tribunal Teresa Vidal, ex operaria de la fábrica de aerografía textil Ardystil y responsable de realizar las mezclas de productos químicos. La inhalación de estos productos causó la muerte de seis trabajadores y un centenar de afectados. Ayer también declaró Rafael Casal, que a mediados de los ochenta introdujo la aerografía en L'Alcoià. Casal dijo que copió el modelo de un fábrica de Barcelona y que la fórmula se la facilitó la química Bayer.

Teresa Vidal trabajó en Ardystil desde julio de 1990 hasta mayo de 1992, cuando la inspección clausuró la industria por carecer de medidas para garantizar la salud de los trabajadores. Vidal, por encargó de la propietaria Juana Llácer -principal acusada para la que el fiscal pide 6 años de cárcel-, sustituyó a Casal en el cometido de realizar las mezclas para el estampado con pistolas neumáticas. La operaria aseguró que primero efectuaba las mezclas en base a las instrucciones que le dio Casal y, más tarde, a raíz del cambio en uno de los productos, con una nueva fórmula que le facilitó vía telefónica un empleado de la firma Bayer.

La ex trabajadora señaló que nadie le advirtió de la peligrosidad y toxicidad de los productos. También reconoció que no había suficientes mascarillas para todas las operarias. "Las primeras que tuvimos fueros unas de goma con filtro, que teníamos que intercambiarnos porque no había suficientes", dijo.

La ex operaria subrayó que trabajaban envueltos en una nube de gases , "más intensa en invierno, cuando se encendía la estufa de gasoil que había en la nave". Vidal dijo que los síntomas del síndrome "fueron una tos constante, fatiga, dolor de pecho y sangrado por la nariz". Vidal, once años más tarde, presenta secuelas de la afección pulmonar. "Dolores de cabeza, mareos y vómitos", precisó.

Rafael Casal aseguró que implantó el sistema de aerografía textil tras visitar durante un día una fábrica, que no identificó, en Barcelona. Casal subrayó que la fórmula se la entregó un empleado de Bayer, que tampoco identificó, tras una entrevista de unos 10 minutos. La defensa de la química rechazó la versión del testigo, porque el papel en que supuestamente el empleado anotó la formula no lleva el sello oficial del grupo.

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