CC OO y UGT tratan de recomponer la unidad de acción sindical
La herida no se restaña, pero llegan los paños calientes. Comisiones Obreras y UGT tratan de superar el choque de estrategias vivido en los últimos meses. Los jefes de filas de ambas centrales, Joan Coscubiela (CC OO) y Josep Maria Álvarez (UGT), coincidieron ayer en que la "desunión nos deteriora delante del mundo empresarial". Por ello, han decidido robustecerse amparándose en el viejo pretexto del enemigo común: la patronal. Coscubiela ha enviado a la central amiga "una propuesta de código de comportamiento" para salvar posibles diferencias. Un mensaje conciliador pero lanzado desde la árida realidad: "Tenemos dos estrategias distintas". Por su parte, Álvarez, menos locuaz que su colega, piensa que hay "espacios de acuerdo".
Ahora todo son buenas intenciones, pero las diferencias persisten, hasta el punto de que han enterrado incluso el efecto edulcorante de la última huelga general. UGT no perdona a CC OO su pacto de pensiones con el Gobierno.
Los desencuentros están escritos en el surco de dos modelos distintos de relaciones laborales. La división explotó en Seat cuando la empresa anunció el traslado de parte de la producción del Ibiza, tras rechazar Comisiones el calendario laboral. UGT se sacralizó entonces como la central negociadora de corte europeo, y su leyenda se extendió entre los analistas y empresarios. Después, el Tribunal Superior rechazó la doble escala salarial de Nissan en línea con las peticiones de Comisiones, que volvía a ser el sindicato duro.
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