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Reportaje:

El origen de los payasos

La Escuela Municipal de Circo de Alcorcón saca a sus alumnos a la calle con motivo del Carnaval

El payaso es un creador de emociones, de sentimientos que nos ayudan a sacar el niño que llevamos dentro. Así lo entienden los profesores y los alumnos de la Escuela de Circo de Alcorcón. "El clown no intenta hacer reír. Es muy perfeccionista, trata de hacer las cosas lo mejor posible, pero todo le sale mal, y de ahí surge la risa", explica Loly, una estudiante de 25 años, que añade: "No se aprende a ser payaso, está dentro de cada uno de nosotros, sólo tenemos que dejarle abrir la puerta de nuestra locura interior".

La escuela se inauguró en 1998 y está subvencionada por el Ayuntamiento. Sus profesores intentan enseñar a sus alumnos que el clown no es sólo un ser maquillado y torpe cuya función es entretener a los niños, sino ese adulto que llama sin tabúes y con su particular visión del mundo al niño que tenemos dentro al intentar hacernos reír.

"Aprendes muchas cosas sobre ti, te ríes de ti misma y aprendes a hacer frente a tus problemas"

Con un edificio dedicado a la enseñanza de las técnicas de circo, el municipio de Alcorcón, en colaboración con la Asociación de Malabaristas, que puso en marcha el proyecto, ofrecen una original y nueva forma de ocio para los niños y jóvenes de esta ciudad y promueve el circo como espectáculo, actividad lúdica, estilo de vida y aprendizaje.

Así, el payaso y director de la escuela, Gonzalo Arias Martínez, espera, a través de la enseñanza, sacar a flote vocaciones o al menos recordar a cada uno las ilusiones de su infancia. Por eso, el profesor insiste en el hecho de que la mayoría de sus alumnos no sean niños, sino estudiantes de más de 17 años, ya que el circo puede ser una manera eficaz de comenzar una formación artística y profesional.

La escuela permite a gente de pocos medios conseguir una formación clásica y sólida. "Buscaba desesperadamente un curso de clown y todo era carísimo y me orientaron hacia la escuela de Alcorcón, la única subvencionada" atestigua Loly. Asegura que esta enseñanza supone para ella ventajas a nivel profesional y personal: "Soy animadora y me ayuda mucho con los niños, pero también te ayuda mucho a buscar el payaso que tienes dentro, tienes que encontrar tu payaso interior; aprendes muchas cosas sobre ti, te ríes de ti y aprendes a hacer frente a tus problemas. Todo el mundo tendría que hacer cursos de este tipo".

Además, para que los alumnos superen el miedo al público, la Escuela Municipal de Alcorcón organiza actuaciones los viernes de nueve a once de la noche. "Pista Abierta es un espacio para todos. Ahí los alumnos pueden presentar sus trabajos", explica el director de la escuela. Y añade: "La gente da su opinión y permite a los futuros payasos sentirse más a gusto delante del público". Cada trimestre los alumnos hacen una muestra de fin de curso. Estos días, Arias quiso aprovechar el Carnaval para presentar la escuela a los vecinos. Los estudiantes formaron parte de los pasacalles de la ciudad.

La Escuela Municipal de Alcorcón tiene un gran éxito y Arias lamenta que las 141 plazas que ofrecen resulten escasas para la gran demanda que reciben de madrileños de toda la región. Loly lo corrobora: "Pasé una noche haciendo cola para matricularme. Llegué a las cuatro de la mañana y apenas quedaban plazas, pero tuve suerte porque los demás no pidieron el mismo curso que yo". Ella prefirió el curso de clown a los de malabares, acrobacia, equilibrios, danza o técnicas aéreas (trapecista, saltos...). La escuela ofrece ocho cursos al trimestre (38 euros por cuatro horas a la semana y 23 euros por los de dos horas a la semana) más dos cursos intensivos no subvencionados. Cada curso acoge entre 14 y 20 alumnos.

Este éxito está ligado al cambio de imagen del circo, que goza desde hace una década de un renacimiento propulsado por el grupo canadiense del Cirque du Soleil. Actualmente se reconocen las posibilidades de las técnicas de circo como medio de expresión artística que se abren a otras disciplinas como el teatro o la danza, y a otros espacios diferentes a la carpa tradicional, como la calle, los teatros, los centros de ocio... Las artes circenses empiezan a estar consideradas como medio privilegiado de educación y formación del individuo. "Debería haber más escuelas, dar más importancia al cuerpo y a la educación física", enfatiza Loly.

La Asociación de Malabaristas participa en diversas acciones sociales porque considera muy importante la dimensión socio-educativa del circo. Cree que facilita la integración, las relaciones personales y la comunicación social, y por ello trabajan con disminuidos psíquicos y físicos e inmigrantes. Han desarrollado, en colaboración con Europa y la Comunidad, un plan de ayuda a desempleados.

Escuela Municipal de Circo de Alcorcón. Ministro Fernández Ordóñez, 32. Alcorcón. Teléfono 91 612 12 73.

El lado serio de la risa

Los payasos no sólo actúan en los parques, circos o fiestas privadas; también colaboran con muchas organizaciones solidarias que desempeñan su labor en hospitales o con disminuidos físicos o psíquicos, a fin de llevar la ilusión a los que se han olvidado de reír.

Desde los años setenta esta terapia de la risa ha revolucionado los centros en donde se ha puesto en práctica. Según aseguran sus defensores, la ludoterapia, el humor de estos "médicos de la alegría" tiene un efecto mágico sobre los pacientes.

El director de la Escuela Municipal de Alcorcón, Gonzalo Arias Martínez, no se conforma sólo con su papel de profesor y de payaso. Cree en las virtudes que aporta el circo y ofrece a los disminuidos psíquicos y físicos la posibilidad de participar en actividades circenses.

También la Asociación de Malabaristas, a la que pertenece Arias, se esfuerza en promover programas de integración. Por eso colabora con muchas organizaciones de carácter social. Actualmente desarrollan un nuevo proyecto en colaboración con Cirque du Monde (en Amsterdam), obra social financiada por el Cirque du Soleil. Proponen el Proyecto Equilibrio con el Secretariado General Gitano. Este proyecto piloto durará un año entero y tiene como objetivo facilitar la integración de los chavales gitanos en la sociedad española.

Además, en la escuela de Carampa (Casa de Campo) han desarrollado el programa Casa de Oficios, subvencionado por el Fondo Social de la Unión Europea a través del Instituto Nacional de Empleo (Inem) para jóvenes en paro interesados en la danza, el teatro, el circo y el espectáculo.

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