Prohibido todo
Como lectora habitual y permanente de su periódico, me dirijo a ustedes con la intención de exponer y denunciar el acoso al que muchos madrileños estamos expuestos por parte de los miembros de la Policía Municipal de Madrid.
El día 16 de febrero me encontraba cerca del castizo Rastro, en la plaza de la Latina. Acompañada por una amiga y con el buen día que hacía, nos animamos a tomar una cerveza en tan bella mañana. Como siempre hemos hecho, nos dirigimos a una tienda donde nos compramos una litrona de cerveza (en esta época no hay terrazas y en la mayoría de ellas sale muy caro beber, aunque estén en la calle.). Sentadas en los escalones de la plaza y con el cosquilleo del sol en nuestra cara, bebíamos plácidamente sin que nuestras mentes pensasen que lo que hacíamos era botellón y, mas aún, delinquir. Pues bien dos pegaporras vestidos de azul, llámense Policía Municipal, nos abordaron en plena calle con su mano puesta en todo momento en ese objeto tan contundente... Nos preguntaron dónde habíamos adquirido la botella, pregunta a la cual no contesté porque no había motivo para ello. Ante mi negativa a "colaborar" y por hacer "apología del botellón" (¡sólo dos personas!), como decían, me pidieron el DNI (soy mayor de edad), y con él en la mano me agarró la litrona y fuertemente me la quitó y la tiró al contenedor que había detrás nuestra, gesto que le recriminé, puesto que nada tiene que ver que yo beba en la calle como para que me tire algo que acabo de comprar.
Todo esto se resumió en una multa de 300 euros y la resignación de ver cómo estos funcionarios juegan a policías, mientras a 50 metros de donde estábamos los carteristas hacen de las suyas con sus habilidosas manos.
Por eso insto a las autoridades competentes a crear una nueva señal vial, en la que se indique que aquí está "prohibido todo".
¡Ah!, dicen que el consumo moderado de cerveza es bueno, o por lo menos eso dicen los expertos... Eso sí, no dicen nada de las malas indigestiones cuando te ponen estos "pinchos".
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